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2001/04/12 06:00:00 GMT+2

Ecotasa

El Govern balear tiene razón en un punto crucial: el turismo masivo provoca un desgaste ecológico muy severo. Desde muchas perspectivas. Me limitaré a hacer un par de apuntes. Primero: para acogerlo se hace necesario construir y construir incesantemente: hoteles, apartamentos, bungalows..., lo que altera radicalmente la fisonomía originaria de las áreas convertidas en turísticas. Segundo: la irrupción de cientos de miles de personas en zonas de naturaleza básicamente árida, como lo son las mediterráneas y las canarias, implica un consumo brutal de agua, robada en buena parte al suelo agrícola y forestal.

El modelo de turismo masivo, por el que las autoridades españolas optaron en los 60, ha tenido efectos devastadores no sólo para la Naturaleza, sino también para la sociedad: el modo de vida de extensas zonas del litoral se vio desnaturalizado, las poblaciones autóctonas perdieron sus referentes culturales sin que los sustituyeran otros dignos de tal nombre...

Cada año, el Gobierno central atribuye al turismo una elevada cifra de ingresos. El dato es engañoso, en la medida en que contabiliza lo que el turismo masivo deja, pero no lo que quita. Además del ya mencionado dato del agua, conviene no olvidar que el turismo de «cuantos más, mejor» acarrea un gasto considerable en materia de recogida y tratamiento de basuras, en uso suplementario de energía costeada con fondos públicos, en consumo sanitario (hay hospitales de la Costa del Sol que llegan a tener el 70% de sus camas ocupadas por pacientes extranjeros)... Eso sin contar con que buena parte del turismo barato que acude a España se traslada a cuenta de tour operators de sus países de origen, con lo que una parte de sus gastos -aviones, hoteles...- ni se asoman por aquí. Y con que, como no alteran sus costumbres alimentarias -ni etílicas-, una proporción muy considerable de los productos que consumen son de importación.

Es la otra cara del turismo. Una cara nada agradable.

Ahora bien, me parece harto dudoso que la imposición de un impuesto especial por turista entrante sea el modo correcto de encarar el problema. Y ello no por los argumentos esgrimidos por el Gobierno del PP, sino porque se apoya en el principio, ecológicamente perverso, según el cual «el que contamina, paga». La cuestión no es que el turismo pague lo que rompe, sino que rompa menos. Y, a poder ser, que no rompa.

Lo que España debería encarar es un progresivo cambio de modelo turístico, no basado en el incesante aumento cuantitativo del número de visitantes, sino en la rentabilización cada vez más racional -más inteligentemente intensa- de una tasa de visitantes progresivamente menor.

Si lo que España ofrece son playas sucias, costas espantosas trufadas de moles de hormigón, comida basura y happy hours, el turismo con mayor capacidad adquisitiva y potencialmente más interesado en consumir productos locales -incluidos los culturales- se irá irremisiblemente en busca de otros destinos: el sur de Francia, Italia, Portugal... Y aquí nos quedaremos con la costa hecha unos zorros, sin posibilidad de recuperación.

Ésa es la reflexión que sería necesario hacer, y la que ninguna autoridad parece dispuesta a hacer.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (12 de abril de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/04/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 turismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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