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2006/07/20 07:00:00 GMT+2

Ecos del cabezazo

El ya celebérrimo cabezazo de Zinedine Zidane a Marco Materazzi sigue dividiendo las opiniones de los aficionados. «Deberían quitarle el Balón de Oro», me dice mi amigo Gervasio Guzmán. «Lo que hizo supone un pésimo ejemplo para los niños a los que se trata de educar en valores», sentencia.

No estoy de acuerdo. Coincido en que Zizou hizo mal, pero mi reproche se basa en razones más bien utilitarias. De haber evaluado sus intereses con sensatez, habría comprendido que, si daba un golpe indisimulado a Materazzi, sería expulsado, lo que perjudicaría mucho más a su equipo circunstancial (la selección francesa) y a su propia carrera como deportista, a punto de clausurarse, que al impresentable futbolista italiano. Hizo lo que menos le convenía.

Pero, insisto: mi condena es más funcional que ética. No diría lo mismo si Zidane le hubiera dado un bofetón a Materazzi una vez terminado el partido, en el propio terreno de juego o en cualquier otro lugar, ateniéndose a la vieja amenaza de mis tiempos escolares: «A la salida te espero».

Marco Materazzi es un jugador de los que llaman expeditivos. Su carrera está jalonada de acciones violentas, tanto físicas como verbales, destinadas a intimidar al contrario y a hacerle perder la calma. Los aficionados del Villarreal recordarán el codazo que le propinó a Sorín el pasado 4 de abril. Le partió la cara para darle al Inter lo que ese equipo era incapaz de obtener jugando al fútbol. Como quiera que la UEFA y la FIFA no toman las medidas necesarias para cortar en seco la carrera de este tipo de gente, confieso que no me sulfuro cuando alguien les da un cachete. Cuanto más simbólico, mejor, por supuesto.

Tampoco me conmueve demasiado la apelación de mi amigo Gervasio al mal ejemplo dado por Zidane, por lo que se supone que tiene de negativo para la educación en valores de la infancia. Dudo de que los niños de hoy en día estén siendo educados en el rechazo real de la imposición por la fuerza –o por la amenaza de ejercerla– como instrumento de dominación social. ¿Les enseñan el papel que desempeña la violencia en el establecimiento y la pervivencia de relaciones injustas de todo orden y a cualquier escala, local o internacional? Me da que les inculcan sobre todo, si es que no únicamente, el rechazo a los actos de violencia que aparecen aislados y por libre.

En los campos de fútbol se producen con desagradable frecuencia agresiones mucho más graves y realizadas con fines infinitamente más impresentables que la de Zidane. Ahora, eso sí: hechas con hábil disimulo y disfrazadas de lances del juego. Yo no voy a defender las agresiones francas y motivadas, pero las sitúo en un plano distinto a las taimadas y mezquinas, tanto más si se aprovechan del mal funcionamiento y de los fallos de la justicia.

Hablo de este episodio futbolero, por supuesto. Pero no sólo.

Javier Ortiz. El Mundo (20 de julio de 2006). Hay también un apunte que trata de lo mismo: El cabezazo.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2006/07/20 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo materazzi zidane 2006 gervasio_guzmán fútbol | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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