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2002/02/04 06:00:00 GMT+1

Dos líneas para Mantero

He escuchado en mi entorno dos géneros de reflexiones sobre la salida del armario del cura de Valverde del Camino (Huelva), José Mantero: hay quien dice que es estupendo lo que ha hecho, proclamando su homosexualidad a los cuatro vientos y plantando cara a la jerarquía eclesial, y hay otra gente que afirma que sí, que vale, pero que, si tan en desacuerdo está con la disciplina de la Iglesia católica, que la abandone, y santas pascuas.

Ya sé que se trata de dos posiciones incompatibles, pero simpatizo con las dos.

La primera -la que defiende que se luche contra la hipocresía clerical desde dentro- tiene la virtud de colocar al alto mando católico ante sus propias contradicciones. Gracias a lo que ha hecho José Mantero, ha salido a la luz, ya para empezar, que al menos tres obispos españoles son gays. Y que corren el peligro, si se empeñan en perseguir al cura onubense, de que los pongan con el culo al aire, con nombres y apellidos. Al menos ésa es la amenaza que ha formulado el presidente de la Plataforma Gay del PP, Carlos Alberto Biendicho. Estas luchas internas -también la de los gays del PP- obligan a las estructuras más reaccionarias de la derecha social y política española a adaptarse poco a poco a los tiempos que corren, lo que favorece el clima general de tolerancia. Y eso es positivo.

Pero tampoco les falta razón a los que sostienen que, cuando José Mantero hizo sus votos, ya sabía dónde se metía. Que firmó un pacto con la Iglesia católica que incluía determinadas condiciones, y que, si ahora aquel pacto ya no le gusta, lo que debe hacer es romperlo, no tratar de alterar las condiciones por su cuenta y riesgo.

Mantero afirma que está «a gustísimo» en la Iglesia católica. O prescinde del hecho de que esa Iglesia cuenta con una doctrina oficial y una determinada organización interna -que ya es prescindir- o tiene un cacao mental de mil pares. ¿Cómo diablos puede alguien estar «a gustísimo» en una asociación que condena sus más íntimas querencias por activa y por pasiva?

En todo caso, no soy yo quién para dictar qué normas deben regir en un club del que no soy miembro. Me interesa el ciudadano Mantero, no el cura Mantero. Y el ciudadano Mantero tiene todo el derecho a ser gay y católico, si le peta.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (4 de febrero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de marzo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/02/04 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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