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2002/09/15 06:00:00 GMT+2

Dos dimisiones

Tras las últimas elecciones autonómicas, el coordinador general de Ezker Batua-Izquierda Unida de Euskadi, Javier Madrazo, me preguntó qué pensaba de la posibilidad de que uno de los suyos entrara a formar parte del Gobierno de Vitoria. Le dije que no debía aceptar la propuesta de Ibarretxe. Y uno de los argumentos que le di -él lo recordará- fue éste: «Un día, la Policía de tu Gobierno se liará a golpes contra gente cargada de razón, y tú serás corresponsable de ello».

Ya está. Ya ha ocurrido. La Ertzaintza reprimió ayer de manera violenta el ejercicio del derecho de manifestación de decenas de miles de ciudadanos vascos.

Si Madrazo no está dispuesto a cargar con su parte de baldón, debe dimitir de inmediato.

Como quienes lean estas líneas probablemente sabrán, soy autor de un libro sobre el lehendakari Ibarretxe, en buena medida compuesto de conversaciones con él mismo. En las muchas horas que Ibarretxe me dedicó para hacerme partícipe de su concepción de la vida, volvió una y otra vez sobre una idea que él considera clave: el gobernante demócrata está para servir a la ciudadanía, no para maltratarla.

Lo que ayer sucedió en las calles de Bilbao es la demostración más evidente del fracaso de esa idea. De la imposibilidad de plasmarla en hechos hasta sus últimas consecuencias.

Desde hace años y años, he explicado una y otra vez a todo aquel que ha querido escucharme que, al margen de los deseos de los integrantes de los gobiernos de Vitoria, incluidos sus sucesivos presidentes, la Ertzaintza es una Policía del Estado español que, en caso extremo, no puede hacer otra cosa que acatar la línea de mando del Estado español.

No vale la pena andarse con dibujitos de adorno y medias tintas. La disyuntiva está muy clara: quien acepta la gestión de una Policía meramente autónoma -es decir, quien acepta gestionar una Policía que no es su Policía, sino una Policía enfeudada al Estado español-, está obligado a actuar como instrumento del Estado español cada vez que el Estado español lo necesite como instrumento.

Tal que ayer.

Si realmente cree lo que dice creer y piensa lo que dice que piensa -y yo creo que lo cree, y pienso que lo piensa-, Ibarretxe debe presentar de inmediato su renuncia al cargo y convocar elecciones.

Ha de pedir solemnemente al electorado vasco que se defina. Que diga si quiere un Gobierno obligado a actuar como brazo ejecutor de los designios irresponsables del tándem Aznar-Garzón o si quiere un Gobierno con capacidad para obrar como convenga a la causa de la paz y la concordia en Euskadi.

Si quiere o no quiere autodeterminarse como pueblo, por decirlo en pocas palabras.

Post scriptum.- En atención a la amistad que nos une y al aprecio que le tengo, he remitido el texto de este apunte al lehendakari Ibarretxe antes de subirlo a la Red.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (15 de septiembre de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/09/15 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: garzón ibarretxe preantología españa diario bilbao 2002 aznarismo madrazo euskal_herria batasuna ilegalización estado aznar euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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