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2000/10/25 06:00:00 GMT+2

División de trabajo

Recordaréis -si veis la televisión y si vivís en España- la sonada intervención que tuvo en Televisión Española el hijo del militar médico asesinado por ETA en Sevilla. Os daré una información de la que he tenido reciente conocimiento: aquella entrevista fue un montaje. No hablo por boca de ganso: lo sé por empleados de RTVE que fueron testigos directos de lo sucedido.

La idea de realizar aquella entrevista partió del Gobierno, que se puso en contacto con la jefatura de los Servicios Informativos de TVE para que se encargara de llevarla a la práctica. El propio responsable de esos servicios, Alfredo Urdaci, se hizo cargo del asunto y se desplazó a Sevilla. Allí pasó varias horas reunido con el hijo de la víctima. Se estudiaron con todo detalle las preguntas y las respuestas. Se hicieron cuidadosos ensayos y un montón de tomas. Se le indicó al entrevistado qué gestos debía hacer y qué otros evitar; en qué frases convenía que pusiera el énfasis; se le sugirieron frases particularmente rotundas, que luego serían convenientemente subrayadas por los dirigentes del PP y por los comentaristas afines...

Excuso decir que nadie obligó al entrevistado a manifestar nada que a él le pareciera mal. Se limitaron a darle ideas que a él no se le habían ocurrido y que convenía que se le ocurrieran. Y a asegurarse de que las decía del modo más conveniente para los intereses de quienes se las habían sugerido.

Fue un ejemplo acabado de la división de trabajo que impera hoy en los poderes del Estado, incluido el cuarto poder. Cada vez se deja menos lugar a la improvisación. Ahora hay campañas de prensa que se lanzan después de que los responsables de los medios informativos las hayan estudiado cuidadosamente con los ministros del ramo. Todo está planificado al detalle. Una vez que se ha lanzado la campaña, aparecen los ministros y sus corifeos subrayando cuán interesante les parece la idea, lo cual encuentra cumplido reflejo en los propios medios informativos. Entretanto se ponen en marcha las maquinarias del poder legislativo (por si la idea lanzada hubiera de tener un reflejo normativo refrendado por las Cortes) y el judicial (por si debiera merecer refrendo legal, sea en forma de aprobación enfática o de detenciones practicadas cualquier noche de ésas).

Antes estas cosas también ocurrían, pero en la práctica, de hecho. Ahora ya no se deja nada a la improvisación. Los poderes del Estado ya no están para equilibrarse mutuamente, sino para potenciarse entre sí. Y los medios de comunicación, a los que otrora se les llamaba el cuarto poder de manera metafórica, actúan ya como cuarto poder en el sentido más estricto de la palabra. Los poderes del Estado son ya el ejecutivo, el legislativo, el judicial y el mediático. Y entre los cuatro reina una perfecta división de trabajo.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (25 de octubre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/10/25 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2000 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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