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1995/11/06 07:00:00 GMT+1

Dimitra

Que asquito de mundo. ¿Han visto lo de Grecia? Se ha armado el follón padre por una foto en las que aparece la mujer de Papandreu, Dimitra Liani, con una amiga, ambas desnudas. La fotografía muestra cómo la amiga de la señora Liani posa -o pasa- una mano por el sexo de ésta.

Resulta descorazonador. Lleva doña Dimitra la tira de tiempo haciéndose cuantos sayos le viene en gana con la capa política de su más que achacoso marido, y nada. Ni escándalo internacional ni vainas en vinagre. Pero se va a la playa con una amiga que le soba los bajos y la zapatiesta es de aúpa.

Está todo del revés. Impera en el mundo de hoy una nefasta moral que promueve la indiferencia ante lo intolerable mientras cultiva la intolerancia hacia lo indiferente. ¿Qué nos importa a nosotros que a la señora Papandreu le guste Fulano o Mengana y que se divierta así o asao en su compañía? Su vida privada es cosa suya. ¿O habremos de seguir como en los tiempos de Felipe IV, cuando doña Mariana de Neoburg rechazó con escándalo el regalo de unas medias, alegando que «la reina de España no tiene piernas»? Las reinas tienen piernas -dos, casi siempre-, y las mujeres de los jefes de Gobierno también, y derecho a hacer lo que les plazca con ellas y con el simpático lugar en que se vuelven indisociables. Si Mimí, como la llaman los amigos, tiene sus ligues -homosexuales, heterosexuales o fifty-fifty-, a nosotros debería importarnos lo mismo que si nos enteráramos de que le apasiona La sonrisa de la Gioconda, de Manos Hadjidakis -que es, por cierto, una gran composición-.

En cambio, deberíamos estar muy seriamente preocupados por el mangoneo que se trae Dimitra Liani -que es jefa de Gabinete de su marido- con los asuntos públicos de Grecia, especialidad en la que parece que se desenvuelve francamente bien, para su fortuna -dicho sea en todos los sentidos- y para desdicha de los griegos.

Hay quien dice que la foto de marras son un puro montaje. No tiene esa pinta, pero podría ser. Otros afirman que fue sacada hace tiempo. Bueno, y qué. Todo eso es perfectamente secundario. Lo único que debería preocuparnos de la vida privada de las personas con responsabilidades públicas -caso de la señora Liani- es que sea coherente. Que se comporten en privado según lo que predican en público. O, todavía mejor: que no prediquen nada ni presuman de nada en materia de intimidad.

Y es ahí donde Dimitra Liani puede llegar a ser criticada con razón. Por hipócrita. Porque en los últimos tiempos la alegre Mimí ha experimentado un brusco cambio de apariencia: ahora viste la mar de recatada, no se pierde ninguna ceremonia religiosa que se le ponga a tiro y lanza fervorosas proclamas a favor de la Iglesia ortodoxa. Dice: «Tengo mucho que ofrecer a la ortodoxia». Apesta a hipocresía. De la suya: en griego, hipokrysia quiere decir «hacer teatro».

Es una pena. Como ortodoxa, doña Dimitra es una pura estafa. Mejor le habría ido si se hubiera hecho heterodoxa del todo.

Javier Ortiz. El Mundo (6 de noviembre de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 10 de diciembre de 2011.

Escrito por: iturri.1995/11/06 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: homofobia 1995 el_mundo grecia homosexualidad papandreu política preantología dimitra_liani | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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