Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1992/04/25 07:00:00 GMT+2

Carta urgente desde la cárcel

Me escribe con sello de urgencia desde la prisión de Teruel un recluso, que firma F. Villaboa. Ustedes quizá no lo sepan, pero no es infrecuente que los presos escriban a los periódicos. Cuentan su caso, protestan, se desahogan, piden que alguien se interese por ellos. La larga misiva de F. Villaboa no tiene nada que ver con eso. Villaboa dedica los diez folios de su carta urgente a explicar lo mal que lo está pasando otro preso, al que no le une sino la amistad que han forjado en la convivencia carcelaria. Villaboa me cuenta con todo detalle las desventuras de Peter Klinger, un trabajador austriaco detenido y condenado por un delito contra la salud pública y otro de contrabando. Drogas, supongo. Villaboa me asegura que Peter es una bellísima persona, que cometió un error y está arrepentido; que solo piensa en volver con su mujer, a su trabajo, a su casa. Dice que su comportamiento es impecable: trabaja en la cárcel, ha aprendido castellano, estudia. Está a pocos meses de cumplir los dos primeros tercios de su condena. A Villaboa le preocupa la desconsideración con que las autoridades tratan el caso de Peter, y está convencido de que se le desconsidera porque es extranjero. Y Villaboa sufre por él, y me pide ayuda: «Creo que si usted habla de Peter, eso cambiará su situación». Qué mas quisiera yo.

En los diez folios de su carta, Villaboa solo dice una cosa de sí mismo. Está en el remite del sobre: «preso político». No cuenta a qué organización pertenecía, ni por qué fue condenado, ni a cuántos años asciende su condena. Tampoco dice cómo lo está pasando él de mal: «Lo único que me importa ahora es mi amigo Peter». En toda su larga misiva no hay ni una sola referencia política: no habla del sistema, ni del Gobierno; sólo de que su amigo Peter es un buen tipo, y de que no se le trata como se merece.

Me pide que escriba de Peter Klinger, y lo hago. Pero el caso que más me conmueve es el del propio F. Villaboa: un hombre que pena su propia condena, probablemente grave, y que dedica lo mejor de su esfuerzo a defender la causa personal de un amigo que sigue sufriendo, cuando ya merecería estar en paz y en su casa.

Me pregunto si F. Villaboa no se lo merecerá también.

Javier Ortiz. El Mundo (25 de abril de 1992). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de abril de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1992/04/25 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: periodismo 1992 el_mundo correspondencia preantología cárcel | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)