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1994/10/19 07:00:00 GMT+1

Carlos for president

No soy muy amigo de las monarquías, pero me doy cuenta de cuándo alguien vale, y para mí está claro que Carlos de Inglaterra es un tipo que vale. Sé que ésta es una afirmación que no mejorará en nada mi ya de por sí escasa popularidad -el príncipe Carlos no goza de predicamento alguno en nuestro país-, pero así lo veo, y como tal lo digo: me cae bien ese hombre. Comparto sus preocupaciones ecologistas y sus gustos y disgustos arquitectónicos; simpatizo con su propuesta de que se condone la deuda del Tercer Mundo; comprendo perfectamente su nulo interés por ser jefe de la Iglesia anglicana, y, sobre todo, entiendo a las mil maravillas su aversión por Diana de Gales, una mujer que lleva su imitación de las muñecas hinchables al extremo de tener lo mismo que ellas dentro de la cabeza.

Todo el mundo está de acuerdo en que, con su comportamiento tirando a atípico, el príncipe de Gales está llevando a la monarquía británica a la ruina. Yo también lo creo. Pero tal circunstancia, lejos de moverme al desdén, acrecienta ante mí sus atractivos. Supongo que no habrá nadie tan estúpido como para pensar que Carlos no es consciente de las consecuencias de sus actos. Ocurre que es hombre inteligente: está al cabo de la calle de la salud de hierro de su señora madre y ve cuán poco probable es que la corona recaiga en su cabeza cuando todavía esté en edad de disfrutarla. De modo que la monarquía se la trae un tanto al pairo. Es natural. No va a estar sacrificándose toda la vida, sometido a una madre que, por lo que él mismo cuenta, es más seca que un palo, a un padre más antipático que hecho a posta y viviendo con una tía que le cae como un tiro, dedicado a hacer el pasmarote en inauguraciones, visitas a hospitales, recepciones y demás zarandajas, y todo para que a los setenta años le pongan de rey, cuando ya no le queden ni cuatro afeitados y esté a punto de diñarla.

Afirma Douglas Hurd, ministro de Exteriores británico, que no hay ninguna conspiración republicana en el Reino Unido. Ya. Es posible que en el Reino Unido no, pero en el Reino Desunido -que es como debería llamarse ése- parece que sí. Sólo que, a diferencia de otras conspiraciones republicanas de menos postín, como la española, la británica está encabezada por un príncipe. Consciente de que le va a ser casi imposible llegar a rey, Carlos de Gales aspira a convertirse en presidente de la República.

Lo que resulta de lo más lógico. Un tipo moderno, ecologista, de ideas sociales avanzadas, agnóstico y toda la pesca, no podía soportar por más tiempo el contrasentido de ser monárquico. Ya verán ustedes como, en cosa de nada, Carlos da la campanada y hace pública su candidatura. Charles for president!

A ver si tiene suerte y no le pasa como a Fujimori. Porque la Diana ésa, con tal de seguir chinchando, es perfectamente capaz de presentarse como candidata alternativa.

Javier Ortiz. El Mundo (19 de octubre de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de noviembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/10/19 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: douglas_hurd 1994 república lady_di carlos_de_inglaterra monarquía el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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