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2002/08/04 06:00:00 GMT+2

¿Caraduras? No, gracias

Ya está en marcha la nueva campaña oficial de publicidad contra el consumo de alevines. He visto dos spots televisivos: en el primero, es un camarero el que anuncia que va a servir «pescaíto chiquitín chiquitín»; en el otro, es un cliente el que lo pide. En ambos, el desdichado se lleva un castañazo de pez gordo, mientras una voz en off vaticina: «El día menos pensado, el mar te devolverá el golpe».

La campaña me cabrea por partida doble: por lo que significa en sí misma y por lo que tiene de ejemplo.

Por ella misma: si el Estado español considera que es una barbaridad consumir inmaduros -que lo es-, lo que tiene que hacer es cursar las órdenes pertinentes para que sus servidores vigilen los desembarcos en los puertos pesqueros, las subastas de las lonjas y las ventas en los mercados centrales. Si se interrumpe en origen la cadena distribuidora de alevines, es imposible que lleguen a los bares y a las pescaderías minoristas. Y si los armadores de pesca comprueban que no hay manera de venderlos, y que además les caen unas multas de órdago por intentarlo, asunto concluido.

Pero lo peor es que éste no es un caso aislado de dejación de responsabilidades del Estado. Por el contrario, supone casi un prototipo. El mecanismo es siempre el mismo: la autoridad competente -lo de competente es un decir- se abstiene de intervenir donde y cuando debería hacerlo, deja que tal o cual fenómeno nocivo se desarrolle... y luego echa la culpa a los ciudadanos de su existencia o les dice que, si no quieren soportarlo, se encarguen ellos de arreglarlo, pagándose de su bolsillo la solución. Ayer me refería a la inmigración y citaba el caso de las enormes bolsas de trabajo semilegal o directamente clandestino que existen, y los guetos de marginalidad -y de delincuencia- que generan. Un servicio de Inspección de Trabajo dotado de los medios humanos y materiales necesarios reduciría drásticamente las dimensiones del problema en un plazo relativamente breve.

Es sólo un caso. Los hay por todas partes y a todos los niveles. Ejemplo: en el pueblo en el que estoy viviendo (Aigües, en el Camp d'Alacant) pago unos muy hermosos impuestos al Ayuntamiento por los servicios de recogida de basuras y aguas. Pues bien: en el arranque del camino de monte que conduce a mi casa se acumula la basura durante meses -en este mismo momento hay hasta nueve colchones viejos- y el agua de la fuente del pueblo sólo mana si se introducen monedas en un simpático aparatito instalado al efecto.

Así son nuestras autoridades: nos cobran por lo que no hacen y luego nos reclaman que resolvamos los problemas por nuestra cuenta.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (4 de agosto de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/08/04 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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