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1995/08/07 07:00:00 GMT+2

Benegas y el punto final

Afirma Txiki Benegas: «En este país, la única ley de "punto final" que ha habido la hicimos en octubre de 1977 los demócratas para los franquistas».

Se equivoca en varios puntos.

Se equivoca, y mucho, al atribuir la Ley de Amnistía de 1977 a «los demócratas». O tiene una memoria extremadamente frágil o miente. Aquella amnistía no fue un rasgo de generosidad de «los demócratas» hacia «los franquistas», sino una consecuencia lógica del modo en que se produjo la propia transición: de la debilidad de las fuerzas anti-franquistas que se sumaron a la reforma de Adolfo Suárez y de la fortaleza correspondiente que conservaban quienes actuaron como albaceas testamentarios del franquismo. Aquella amnistía no fue realmente un perdón, sino un pacto de no agresión mutua. Una componenda. Razón por la cual hubo demócratas que, por razones de principio, no la aceptamos.

En segundo lugar, se equivoca Benegas al afirmar que aquella Ley fue «de punto final». Sería mucho más adecuado considerarla «de punto y seguido». Porque bastantes ex servidores del régimen franquista, -incluyendo a no pocos personajes turbios que participaron en la represión política-, conservaron sus puestos en el aparato policial. Los conservaron con la UCD y los conservaron cuando el PSOE llegó al Gobierno. Incluso algunos de ellos fueron promovidos -y lo están siendo todavía: ahí está el ahora flamante general Galindo para ilustrarlo- a aún más altos cometidos. Dicho brevemente: una auténtica amnistía conduce a no castigar los delitos; premiarlos con prebendas es ya otra cosa, más cercana a la complicidad.

Y precisamente porque las cosas fueron así, y no como las presenta Benegas, es por lo que pudieron producirse las atrocidades de los GAL. El aparato policial del Estado parlamentario no cargó tan solo con elementos físicos del entramado «antisubversivo» del franquismo; también heredó una parte de sus métodos de trabajo, esto es, de su falta total de escrúpulos a la hora de perseguir sus objetivos.

Lo que ocurrió, allá por 1983, es que el culto a «la eficacia» de los veteranos de las cloacas fascinó a los neófitos de la lucha contra ETA, lo que sólo puede entenderse teniendo en cuenta que la gran mayoría de esos neófitos o jamás habían militado en la lucha contra el franquismo o lo habían hecho sin que nadie lo notara, con lo que nunca sufrieron realmente en sus carnes los «excesos» policiales. Su repugnancia hacia ellos era más bien -si era- de tipo teórico. Y decidieron no ponerla en práctica, conformándose en el mejor de los casos con un «Tú haz lo que sea, pero a mí no me lo cuentes».

Si lo que pretendía Benegas era exculpar al felipismo del baldón de los GAL, habría hecho mejor no sacando a relucir el buen trato que dispensaron a los franquistas. La referencia opera en su contra.

Javier Ortiz. El Mundo (7 de agosto de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de agosto de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1995/08/07 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: preantología 1995 el_mundo felipismo galindo gal transición benegas memoria | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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