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2002/01/15 06:00:00 GMT+1

Aquel antifelipismo

Como dijo el dictador Franco cuando el almirante Carrero Blanco saltó por los aires: «No hay mal que por bien no venga».

El Ministerio de Defensa está impidiendo que se aplique la sentencia del Tribunal Supremo por la que el general Enrique Rodríguez Galindo fue condenado a 75 años de cárcel en tanto que corresponsable del secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala.

La sentencia implicaba, lógicamente, la expulsión de Rodríguez Galindo del Ejército, pero, casi medio año después, el Ministerio de Defensa sigue sin proceder a los trámites necesarios para que se cumpla lo dictado por el Supremo. Alegan los responsables de Defensa que han pedido al Tribunal Constitucional que les diga cómo deben actuar. Se ve que el ministro del ramo, Federico Trillo, ha sufrido una súbita indisposición jurídica y se ha olvidado de que las sentencias firmes deben ejecutarse de inmediato, y que las autoridades administrativas deben cooperar a ello «sin excusa ni pretexto alguno», según dicta la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

El asunto no es muy edificante que digamos, pero tiene, como decía al comienzo, su lado bueno. Presenta la ventaja de que aclara muy bien en qué consistió la oposición del PP al terrorismo de Estado durante el periodo felipista. Las huestes de Aznar, con el propio Trillo en primera fila, se declararon horrorizadas ante los crímenes de los GAL y, muy especialmente, ante el asesinato de Lasa y Zabala. Ahora vemos cuán sincero era su horror: ahí los tienen ustedes, auxiliando a quien fue condenado en firme por aquel doble asesinato.

Es casi una perfecta parábola de lo que fue la oposición a los desmanes que se cometieron durante los sucesivos gobiernos de Felipe González. Estaban, de un lado, los que se enfrentaron a aquella interminable sarta de aberraciones porque, sencillamente, estaban en contra -y siguen estándolo- de que los gobernantes, sean quienes sean, abusen del poder. Pero estaban también, del lado opuesto, los que lo hicieron tan sólo porque querían que se quitaran los que mandaban para mandar ellos. En todos los órdenes del poder: en el de la política, en el de la judicatura, en el de las finanzas, en el de los medios de comunicación... Algunos lo vimos claro desde el principio, y anunciamos que era esto lo que iba a ocurrir. Pero muchos otros se dejaron tomar el pelo.

Asunto distinto es que la habilidad de esta gente para hacerse con el control del poder sea tirando a limitada: llevan casi seis años en ello y todavía les falla. Pero ése es un problema de técnica y de inteligencia, no de ética.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (15 de enero de 2002). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de febrero de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2002/01/15 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2002 diario | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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