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2001/08/06 06:00:00 GMT+2

Ácido

La prueba más palmaria de que los actuales responsables de los medios de comunicación españoles no participaron en las luchas estudiantiles de hace tres décadas, pese a presumir muchos de ellos de ser «de los del 68», es el asombro que muestran ante el hecho de que los cócteles molotov usados en la kale borroka contengan ácido. Porque el cóctel molotov propiamente dicho ha contenido siempre ácido. De hecho, se llama cóctel por eso: porque no se compone sólo de gasolina, sino de una mezcla de gasolina y ácido sulfúrico.

No creo que algo así pudiera ocurrir en la Prensa francesa, algunos de cuyos popes actuales fueron destacados dirigentes del movimiento de Mayo del 68, en París. Es el caso, muy destacado, de Serge July, director de Libération. Durante aquellos sucesos -en los que yo no participé: llegué a Francia en el 70-, circuló profusamente un manual de lucha callejera que incluía la fórmula más diabólica de cóctel molotov, con una variable que lo convertía, en la práctica, en napalm. No la mencionaré, porque no quisiera proporcionar información susceptible de ser mal utilizada, pero sí diré que era terrible, porque hacía que la gasolina y el ácido, cuando ardían, se colaran rápidamente por cualquier rendija. Cientos de copias de ese manual incendiario -dicho sea en todos los posibles sentidos de la palabra- circularon por todas las organizaciones estudiantiles radicales de Europa occidental. Y sus instrucciones fueron seguidas al pie de la letra en muchísimas manifestaciones.

Cito el asunto para llamar la atención sobre una de las muestras más acabadas de hipocresía que comporta la actual ideología dominante, que se las arregla para, a la vez, rodear de un halo de romanticismo los movimientos del 68 y condenar sin paliativo alguno las luchas callejeras juveniles de hoy. ¿Con qué materiales creerán los mitificadores del Mayo francés que hacían los estudiantes del Barrio Latino sus barricadas? ¿Se piensan que las levantaban a base de pavés? Quiá. Usaban coches que los ciudadanos habían aparcado en la zona con la esperanza de recuperarlos a la mañana siguiente, añadiéndoles muebles y artilugios obtenidos mediante el pillaje de las tiendas de los alrededores. Así de cruda era la cosa.

Ahora se dice que aquello fue «un combate por la utopía» pero, en su día, la gente de orden lo calificó -puedo certificarlo- con bastante menos benevolencia.

Hay muchas diferencias entre las revueltas juveniles de aquel tiempo y las luchas callejeras del presente, pero están en otros factores. No, desde luego, en que aquéllas fueran más amables y respetuosas que las de ahora.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (6 de agosto de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 30 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/08/06 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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