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2009/02/21 07:20:00 GMT+1

Belloch entre dos sillas

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, tuvo hace algunos días dos ideas. Una buena y otra mala, según el viejo tópico.

La buena fue ponerse en sintonía con la llamada Ley de la Memoria Histórica y retirar a una importante vía de la capital aragonesa –vecina del Paseo de la Constitución, por cierto– el nombre del general Sueiro, reputado franquista muy activo el 18 de julio de 1936 en la capital aragonesa.

Esa fue la idea buena. La mala fue sustituir el nombre del militar golpista orensano por el de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y tan franquista como el propio Sueiro.

No es que optara por salir de Guatemala para meterse en Guatepeor: decidió seguir en Guatepeor, sin más.

La explicación que dio a su iniciativa el exbiministro fue de traca: San Escrivá fue un notable hijo de Barbastro. Ya. Y Francisco Franco un notable hijo de El Ferrol. Y Tomás de Torquemada un notable hijo de Valladolid. Y George W. Bush un notable hijo de New Haven. ¿Y qué? ¿Todo aquel que ha alcanzado notoriedad, por polémica que sea, merece que se le dedique una calle? ¿Por qué no le pone el nombre de una avenida a Luis Roldán, que es un muy conocido zaragozano?

Tras el revuelo causado por la sorprendente noticia, el alcalde ha cambiado de criterio. Ahora dice que dedicará una calle a San Josemaría Escrivá, pero menos importante que la inicialmente prevista. Un callejón, como quien dice. La explicación –eso se cuenta– es que Belloch adquirió en su día un compromiso con gente muy principal cercana al Opus Dei y no quiere desairarla.

Al final no contentará a nadie. Ese hombre es de los que nunca entenderán que sentarse entre dos sillas sólo sirve para caerse de culo.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (21 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/21 07:20:00 GMT+1
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