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2007/11/29 05:56:00 GMT+1

Prometeo en internet

Esta sección se llama Apuntes del Natural, pero lo que incluye no son realmente apuntes del natural, al modo de los que hacen los pintores. Ellos ven por ahí cualquier cosa, persona, situación, paisaje o lo que sea que les llama la atención y, a toda velocidad, sin preocuparse por el acabado, dibujan los trazos que consideran necesarios para retener la idea y desarrollarla más tarde. (O no, claro.)

Yo suelo hacer lo mismo, trasladado a mi género. A veces leo, oigo o veo algo que me sugiere un tema de artículo, sólo que no estoy en ese momento en condiciones de ponerme a escribirlo. Entonces, para no desaprovechar la idea, tomo unas cuantas notas en alguno de mis cuadernos, o en algún papel suelto, o grabo unas cuantas frases en una pequeña grabadora digital que suelo llevar conmigo.

Lo que pasa es que, en algunas ocasiones, en mi despiste, luego dejo el papel en el que escribí esa anotación metido con otros en cualquier montón de mi estudio, o paso la página del cuaderno sin fijarme demasiado en ella, o me olvido de la grabación. Hasta que un día, a veces al cabo de años, en una de las razzias que suelo emprender para ordenar mi caos de recortes, cartas, notas y demás, descubro ese “apunte del natural” y me animo a aprovecharlo.

Gracias al cielo, existe internet. Porque es perfectamente posible que el apunte que he encontrado de casualidad y que me ha devuelto una idea presuntamente interesante… ya lo hubiera utilizado en su día y me haya olvidado de ello. En ese caso, y si llego a sentir la sospecha, recurro al buscador correspondiente y lo compruebo, porque tampoco me gusta repetirme demasiado. (*)

Bien, pues es lo que me sucedió hace pocos días. Encontré una anotación, bastante elaborada, con una idea que me pareció que encajaba bien con todo lo que se está hablando últimamente sobre el cambio climático y demás, y me dispuse a desarrollarla. Estaba a la altura del segundo párrafo cuando me asaltó la duda. Me fui a Google, busqué y zas, allí estaba, igualita, aparecida como columna en El Mundo hace un montón de años.

Esta mañana he pensado que, si yo no recordaba haber publicado ese artículo, lo mismo la mayoría de vosotros tampoco. Y, aunque no pueda utilizarlo, por razones obvias, para hacer una columna en Público, tal vez a muchos de vosotros no os desagrade conocerlo.

El artículo se llamaba «Los monstruos de la Ciencia» y el texto decía lo que sigue:

« Epimeteo no atendió las advertencias de su hermano, el receloso Prometeo, y tomó por esposa a la bella Pandora, que Vulcano había creado con un poco de barro. La protegida de Minerva, Mercurio y Apolo aportó al matrimonio una misteriosa caja, regalo de Júpiter, que el ingenuo Epimeteo abrió sin pensárselo dos veces. De aquel regalo envenenado salieron al punto todos los males que desde entonces afligen a la estirpe de los hombres: la Enfermedad, la Guerra, el Hambre, la Querella, la Calamidad...

»Horrorizado, Epimeteo cerró de inmediato la espantosa caja. Pero ya era tarde: sólo consiguió impedir que saliera la Esperanza.

»¡Cuánto imprudente Epimeteo ha albergado la Tierra durante el último siglo y medio! La Revolución Industrial puso en marcha la máquina del progreso, que desde entonces no ha hecho sino acelerarse más y más en medio del aplauso y la admiración generales. Quienquiera que dudara de los beneficios absolutos del progreso y los avances científicos era tenido por peligroso reaccionario, enemigo del bienestar, de la socialización de la salud y de la puesta de la Naturaleza al servicio de la raza humana.

»Nos olvidamos de que no hay anverso sin reverso. De que la Ciencia no es ningún absoluto: sólo el nombre convencional que damos al pequeño espacio que no está ocupado por lo mucho que ignoramos. 

»La Humanidad empieza a comprobar con horror que ha abierto demasiadas cajas de Pandora. Que, entusiasmada por el lado rutilante de sus descubrimientos, les ha dado sistemática vía libre, pese a que en muchos casos apenas sabía nada de las posibles consecuencias negativas de sus criaturas. Y ahora, cuando los daños colaterales irrumpen en masa, se siente perpleja. La actualidad se nos llena de misteriosos males; de fantasmas de muerte nacidos de la mano del hombre: agujero en la capa de ozono, extraños cambios climáticos, derivaciones letales de la energía nuclear, enfermedades provocadas por el uso militar del uranio empobrecido, vacas locas...

»Y lo que nos quedará por ver.

»Lo peor no es lo que ya está hecho y no tiene vuelta de hoja. Lo peor es que no se ve que haya el menor deseo de aprender la lección. Porque seguir en las mismas resulta muy rentable para algunos, y esos algunos mandan. Mandan incluso sobre los que mandan.

»Cada vez que emerge un nuevo problema, hacen lo mismo: primero lo niegan; luego lo minimizan; finalmente, nombran un Comité para que lo investigue. Un Comité que pagan ellos. Que es de ellos.

»Cualquier cosa con tal de ganar tiempo. Y de hacérnoslo perder a nosotros.

»Pero perder el tiempo –en esto como en todo– es perder la vida.»
___________

(*) Debo reconocer que, si lo que descubro es que esa nota dio pie hace años a una hoja de mi Diario de un resentido social, que leía muy poca gente, o a cualquier otro tipo de artículo de andar por casa, no aparecido en prensa escrita, cabe que no me arredre y siga adelante, porque tampoco estoy tan sobrado de ideas como para ir malgastándolas tontamente.

Escrito por: ortiz.2007/11/29 05:56:00 GMT+1
Etiquetas: jor internet 2007 apuntes | Permalink | Comentarios (7) | Referencias (0)

Comentarios

Querido Javier:

solo un pequeño comentario: no es la ciencia quien causa todos esos problemas. Es la técnica, que es lo que los hombres hacemos con lo que hemos descubierto mediante la ciencia. Es una distinción fundamental, a mi juicio.

Un abrazo.


Escrito por: Talandoria.2007/11/29 09:32:17.007000 GMT+1

En manos de la ciudadanía está aplicar conductas que no empeoren la situación. El miedo me invade cuando escucho ligerezas, con pretendido toque irónico, de políticos que, además, pueden tomar el timón; como Rajoy cuando aludía a su primo; o cuando hablaba de "hilillos de plastilina", en plena crisis del Prestige. Produce pánico imaginarle tomando medidas preventivas de algo en lo que no cree o de algo que no es capaz de ver ni en su propia casa. Patético.

Escrito por: aritz.2007/11/29 10:01:4.615000 GMT+1

No estoy de acuerdo. La ciencia es conocimiento, y aunque la distinción que hacen arriba entre el conocimiento y la aplicación práctica de éste es real, tampoco es neutral que la ciencia investigue determinadas cosas y desde una perspectiva concreta.

Es perentorio saber por qué el método científico, auténtica piedra de toque de la explosión de la ciencia occidental (y lo que le dio preeminencia global a esta civilización, patatera y palurda como pocas en la historia, frente a otras de un grado de refinamiento que la dejan a la altura del betún), prendió aquí y no lo hizo en otras partes. Tanto en China como en la India (como Grecia, como tantas...), siglos antes de que existiera Galileo y el Renacimiento, vieron aparecer genios individuales que redescubrían una y otra vez
este métido que permite avanzar rápido y eficazmente en el conocimiento del mundo natural. Pero eso se quedaba en rarezas individuales, es muy cómodo decir que sus sistemas sociales no daban cabida a esto, pero eso no es verdad, y a las condiciones sociales de Europa me remito en el siglo XVII. Y la ciencia occidental obviamente es sesgada, como toda actividad humana, y esclava de mitologías religiosas y prejuicios ideológicos, no hay más que ver todos los artefactos que ha ido creando a lo largo de su historia (el flogisto, la fuerza vital, el éter -éste "abolido" por el experimento de Michaelson y Morley, ayer como quien dice-, y a mi modo de ver, el Big Bang. La propia teoría genética está inundada de prejuicios religiosos que si bien no tiene demasiado crédito entre los biólogos, sí se filtran con intenciones ideológicas al público). Pero a lo que vamos, su enorme utilidad en dotar a Occidente de un poderío militar sin precedentes (que le permitió colonizar la práctica totalidad del planeta) demuestra a las claras que sacar a Prometeo por el medio no tiene ningún sentido.

Yo más bien llevaría el problema por otros derroteros: en todas las épocas siempre hubo personas que eran conscientes, y muchas, de los problemas que iba a traer la aplicación de una tecnología determinada. O no hicieron nada, directamente, ni siquiera modificar parcialmente lo que se venía encima, o se limitaron a denunciarlo más en plan pose ética y estética que realmente dar la batalla. Ése es y será el problema: las personas que tienen la capacidad de modificar las cosas, porque tienen el poder y porque ven un horizonte más lejano que el resto de sus contemporáneos, no hacen absolutamente nada por evitar lo que se viene encima.

Ya lo dijo Einstein: "el mundo no es un lugar peligroso por la gente que hace daño, si no por los que pudiendo evitar que éstos actúen, no mueve un dedo".

Escrito por: Ego.2007/11/29 10:40:33.469000 GMT+1

Digo lo mismo. La ciencia en sí misma, como el comunismo o como la religión, no hace daño. Lo que puede hacer daño es que se haga una "mala" aplicación de ella. La ciencia simplemente permite aprender cosas acerca del mundo que nos rodea, entre ellas el hecho de que lo estamos jodiendo.

Escrito por: Javier.2007/11/29 11:50:30.895000 GMT+1

La ciencia, la técnica, el comunismo, el cristianismo... no hacen daño. No por sí mismas. Sólo en conjunción con la especificidad de la raza humana. Una tribu de ángeles podría, sin duda, procesar todas esas cosas de una manera virtuosa y creativa.

Pero... dado que no parece que se nos da muy bien renunciar a nosotros mismos y trascendernos en nuestras "pequeñeces humanas"... el panorama para la ciencia se ve un poco menos "neutro".
Si...
HUMANIDAD * CIENCIA = ¡¡PIM-PAM-PUM!!
y el de la HUMANIDAD es un factor al que no podemos renunciar... la ecuación sugiere que ciencia tiene más de PIM-PAM-PUM de lo que nuestros bien con-ciencia-dos contertulios quieren admitir.

Probablemente es en todo esto en lo que pensaban los griegos cuando desarrollaron el mito de la "Caja de pandora". Pues de tontos tontos los griegos no tenían un pelo, y de filósofo-científicos unos cuantos. :)

Escrito por: Pedro.2007/11/29 14:05:38.621000 GMT+1

Pedro, cuidado con confundir características culturales del hombre occidental con "esencias intermporales" de la Humanidad como tal. En otras culturas y civilizaciones tuvieron muy bien cuidado de respetar el medio natural donde vivían, por ejemplo, porque precisamente lo conocían muy bien, y sabían que ellos eran parte del mundo y no al revés. Y nosotros, los occidentales, que lo sabemos mejor que ellos, nos conducimos de la forma que lo hacemos. Las cosas no son tan sencillas. El Homo Sapiens es un producto de indudable éxito biológico, es de las contadísimas especies que se ha propagado por todos los ecosistemas de la Tierra, y eso aún cuando su "tecnología" era comparable a la instintiva de un castor, y sin dañar en su gran mayoría casi ninguno de ellos (hay excepciones, por supuesto). Ah, y por supuesto, la ciencia, como la curiosidad, ni es neutral ni puede serlo: no investigamos al azar (aunque sí descubrimos así), sino movimos por nuestros más profundos sueños y temores.

Escrito por: Ego.2007/11/29 22:11:31.015000 GMT+1

No nos olvidemos también de las aportaciones positivas que la ciencia y la técnica han tenido. Las armas (y no me refiero sólo a las que hacen PIM PAM PUM) que poseemos son cada vez más destructivas... pero también más constructivas. A mi me encanta poder ver películas que me muevan, charlar con vosotros por Internet, que nuestra esperanza de vida sea ahora 40 años mayor que hace 200 años...

Escrito por: Javier B..2007/11/29 22:34:15.149000 GMT+1

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