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2006/02/09 06:30:11.365000 GMT+1

La impertinencia de Bono

Todo consiste en saber si el ministro Bono suelta sus patas de banco con el conocimiento y la aprobación de Rodríguez Zapatero (su superior jerárquico por partida doble: como secretario general del PSOE y como jefe del Consejo de Ministros) o si las exhibe en medio de la plaza por su cuenta y riesgo, siguiendo sus particulares designios.

Lo primero no es imposible, pero sí improbable. ¿Qué podría ganar Zapatero con ello? Es verdad que le permite aparecer como la encarnación del «justo término medio» entre los dos «extremos» de su bando: de un lado, el espíritu centrífugo y federalizante de Maragall y los suyos; del lado opuesto, el rancio españolismo de los Bono y Rodríguez Ibarra... y en medio él, sensato y equidistante. De acuerdo: esa imagen le beneficia. Pero, a cambio, tiene que apechugar con las nefastas consecuencias que acarrea el patético espectáculo de división interna que están dando.

Es bien sabido que el electorado español consiente casi todo a los partidos que ocupan el poder, salvo que se muestren divididos. División es sinónimo de debilidad, y la debilidad casa mal con el poder. Los más viejos del lugar se acordarán sin duda de lo que decía Alfonso Guerra hace dos décadas, cuando conducía con mano de hierro los asuntos internos del PSOE: «El que se mueve no sale en la foto». El monolitismo resulta electoralmente rentable. El «franco contraste de pareceres» y el «pluralismo interno» –que la mayoría entiende como sinónimos de «jaula de grillos» y desgobierno–, desastrosos.

El fulminante hundimiento de la UCD de Suárez fue concluyente para toda una generación de políticos. También para el núcleo duro aznarista del PP, que vio de cerca los efectos corrosivos que conlleva el desmadre interno y que, para conjurar ese peligro, corta de raíz cualquier brote de discrepancia interna que asome a la superficie.

Claro que todo esto también lo sabe Bono, que es cualquier cosa menos nuevo en estas lides. El actual ministro de Defensa goza de una amplísima experiencia en materia de conspiraciones y zancadillas varias. Él es consciente del efecto que tienen sus intervenciones constantes, destinadas a impedir que haya paz en el interior de la familia socialista y a aparecer ante la opinión pública como un «español de pura cepa». Sabe que está socavando la credibilidad de Rodríguez Zapatero y dificultando su continuidad en el cargo. Pero se ve que ésa es su apuesta: como el gran visir Iznogoud (*) de las historietas de Goscinny, él está dispuesto a lo que sea con tal de llegar a ser califa en lugar del califa. Aunque para ello deba hacer el juego al PP, coreando sus principales consignas.

¿Y por qué, si es así –y así parece que es–, no se lo carga Zapatero? ¿Tal vez porque prefiere tenerlo cerca que conspirando extramuros? ¿Quizá porque le falta el carácter político que se requiere para optar, llegado el caso, por las medidas quirúrgicas? ¿O será acaso que le impresionan las encuestas que indican que Bono es el ministro mejor valorado de su Gobierno y teme que su destitución pudiera desgastar aún más su propia imagen? Por todo ello a la vez, posiblemente.

El resultado de esto –y de otros fenómenos del mismo género, como los que está afrontando con respecto al Poder Judicial– es que la política de Zapatero se está quedando sin las metas estratégicas que alentó en sus primeros pasos al frente del Gobierno. Cada vez más, a lo que dedica lo esencial de sus fuerzas es a mantenerse. Nada de avanzar.

No le arriendo la ganancia.

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(*) Las historietas del gran visir Iznogoud, conspirador tan perverso como risiblemente torpe, salieron de la pluma genial del francés René Goscinny, también guionista de las afamadas aventuras de Astérix. Publicadas inicialmente en el semanario infantil Pilote, las andanzas de Iznogoud fueron luego recogidas en álbumes y algunas de ellas, incluso, llevadas al cine. (Por si alguien no se ha dado cuenta, la pronunciación francesa del nombre del malvado gran visir tiene equivalencia inglesa: Is No Good.)

Escrito por: ortiz.2006/02/09 06:30:11.365000 GMT+1
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