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2007/08/14 03:00:00 GMT+2

Figurantes

Hay una característica casi unánime de las ediciones digitales de los periódicos: aparentemente, se empeñan en que sean los lectores quienes las rellenen. «Dinos qué noticias te parecen más importantes», «Haz la lista de los mejores estrenos», «¿Qué alineación crees que debería presentar Schuster contra el Sevilla?», «¡Hazte periodista! ¡Mándanos tu exclusiva!»… Y así, hasta el aburrimiento. Da ganas de responder: «Y vosotros ¿a qué os dedicáis, aparte de a encargar a los demás que hagan vuestro teórico trabajo?»

Había comentado algo de esto en alguna ocasión. Pero he comprobado que el fenómeno está creciendo hasta extremos de auténtica caricatura.

Aunque formalmente sean asuntos distintos, en el fondo es la misma historia que la de los anuncios con pregunta, hoy también epidemia: «¿No te gustaría trabajar como auxiliar de enfermería?», «¿Quieres convertirte en mecánico dentista?»… Obviamente, el anunciante no espera la respuesta del oyente. Pero habla como si le importara.

El tic se ha extendido a los informativos de las radios. Hay presentadores que ya los inician a diario con latiguillos del tipo: «Buenas tardes. ¿Qué tal están ustedes?» El susto que se pegarían de llegarles un clamor de medio millón de voces respondiendo: «¡Muy mal!»

El mecanismo está ya más que estudiado. Y da igual, a los efectos, que ninguna de las partes –ni quienes lo emplean ni quienes lo sufren– sea consciente de su funcionamiento. Los unos te interpelan sin parar para hacerte creer que tu opinión, tus deseos y tus expectativas tienen mucha importancia, de modo que no te hundas en la conciencia de que no pintas una mierda y en la evidencia de que lo único que les importa de ti es tu billetera. Y tú aceptas el juego, sin darle ni media vuelta, porque te resistes como una fiera a aceptar que no pintas una mierda en este mundo y que lo único que importa de ti es tu billetera, es decir, el fruto de las mil horas que empleas en trabajar Dios sabe para qué.

No lo digo porque me enfade, aunque me enfade. Lo constato. Lo que me cabrea doblemente es que, cuando lo constato y dejo constancia de ello, me toca soportar encima a mi buen amigo Gervasio Guzmán diciéndome sin parar, en tono condescendiente: «Ay, Javier: ¡Estás hecho un viejo cascarrabias!»

Escrito por: ortiz.2007/08/14 03:00:00 GMT+2
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