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2008/01/10 05:30:00 GMT+1

El consuelo del tonto

El catarro que me acompaña desde hace 15 días empieza a hartarme. Anteayer volé a Bilbao para intervenir en Pásalo, el programa de televisión en el que colaboro, y mantuve más o menos el tipo gracias a la medicación, pero regresé a Madrid hecho migas. Dormí poco y mal, porque los accesos de tos me tuvieron frito. Me levanté, estuve escribiendo un par de horas y me volví a la cama. Cuando logré empezar a dormir en serio sonó el teléfono, allá por las 06:45. Supuse que eran los amigos de Ràdio 4, que querían que les comentara todo el asunto de las últimas detenciones, torturas y demás, pero no tuve fuerzas ni para descolgar.

El pasado miércoles también hube de anular mi participación en la tertulia de Radio Euskadi porque la tarea resultaba superior a mis fuerzas: hubiera tenido que trasladarme desde Aigües a Alicante a las 7 de la mañana para acudir a los estudios de Ràdio 9, estar allí una hora, regresar a Aigües... Tres horas como mínimo, afónico y en un estado deplorable.

Todos nos quejamos en relación a lo que tenemos. Yo me quejo de las enfermedades porque, aparte de los males de cajón que aportan a todo hijo de vecino, a mí me causan problemas específicos de cierta importancia, porque soy un trabajador autónomo y gano en función de lo que realizo. ¿Que no intervengo en tal programa? Pues no cobro. ¿Que no escribo tal artículo? Pues no me lo pagan. En ese sentido, envidio a los trabajadores por cuenta ajena –yo lo he sido durante muchos años– que, cuando están enfermos, se quedan en la camita y siguen cobrando lo mismo.

Pero cobrar lo mismo no es necesariamente mucho. Tal vez ni siquiera lo necesario. Y además, hoy en día, ser trabajador por cuenta ajena tampoco quiere decir gran cosa, dada la precariedad laboral que reina. Y los hay que ni siquiera pueden especular con las diferencias entre ser trabajadores de uno u otro tipo porque, sencillamente, carecen de trabajo. Y están las múltiples ventajas que tiene ser tu propio jefe, marcarte tus propios horarios, echarte las broncas privadas que te vienen en gana...

Este tipo de reflexiones comparativas me vienen de muy crío.

Una mañana de la primavera de 1959 bajaba mal que bien por el Paseo del Duque de Mandas, en San Sebastián, a la altura del viejo estadio de Atotxa, con mi hermano Bobi, que me acompañó a un centro médico para que me retiraran el yeso que me habían colocado para tratar de corregirme un bulto que me había salido en el empeine del pie izquierdo. El médico que me había aplicado ese tratamiento era, por cierto, un Martín Santos, hermano del psiquiatra que escribió Tiempo de silencio.

Después de haber estado un par de meses con el yeso, cuando me lo quitaron, comprobamos con no demasiada satisfacción que el bulto seguía en el mismo sitio. De hecho, ahí sigue.

Bajaba yo la cuesta de Egia metido en ese tipo de reflexiones tan mías, a mis 11 años, tratando de comunicarle a mi hermano mis sentimientos: «Bueno, tampoco importa tanto… A mí no me duele… He visto en la clínica a gente que lo tiene mucho peor… Hay chavales que tienen problemas de lo más jodido…»

Mi hermano me cortó en seco: «Vale, sí, de acuerdo. Déjalo. Mal de muchos, consuelo de tontos».

Supongo que os haréis idea de que, si me acuerdo de aquello, es porque no me hizo ninguna gracia.

Pero esa manera de pensar está en mi ser. Sigo igual.

No puedo dejar de pensar que siempre hay muchísima gente que lo tiene muchísimo peor. Aunque los mocos no me dejen ver el bosque.

_________

Me cuentan que Periodista Digital, que en tiempos me pareció un "periódico de periódicos" útil, pero que dejé de leer cuando se convirtió en una cosa cutre, facha y cotilla a raíz de su cambio de director, se ha referido a mí hablando de que me fui de El Mundo "por la puerta de atrás" porque reprochaba a Pedro J. Ramírez haberme "desplazado", o algo así.

Me da que el director de ese sitio web –que sí hubo de salir de El Mundo por la puerta de servicio– trata de conjurar sus propios fantasmas a mi costa. Yo, como sabe todo aquel que leyera mi carta de despedida de El Mundo, no reproché a Pedro J. Ramírez ningún maltrato especial. Me fui de ese periódico agradeciéndole  (y le sigo agradeciendo) las muchas deferencias que tuvo conmigo. Y Ramírez se despidió de mí con elegancia y afecto.

El director de Periodista Digital sabe que el tipo de cosas que escribo ahora las he escrito siempre, también en El Mundo, aunque Ramírez discrepara de ellas. Pero las respetaba.

Hay un dicho portugués, que seguro que tiene alguna equivalencia castellana, que sostiene que "quien tiene el techo de cristal no debe andar a pedradas". A mí no me gusta nada entrar en el terreno de las referencias ad hominem, pero hay alguno que debería ser más realista y acordarse de todo lo que los demás sabemos y nos callamos, en los más diversos terrenos, antes de ponerse a tirar piedras a tontas y a locas.

Hace tiempo bromeé en una columna escribiendo que debo de ser de los pocos que podrían decir, como cantó John Lennon en el Album Blanco de The Beatles, aquello de que Todo el mundo tiene algo que ocultar, excepto yo y mi mono.

Pues eso. Si quieren criticar lo que escribo, háganlo, que me da igual. Pero harían mejor en evitar las referencias biográficas quienes tienen una trayectoria que sólo puede repasarse con la nariz tapada.

Escrito por: ortiz.2008/01/10 05:30:00 GMT+1
Etiquetas: periodismo jor apuntes periodista_digital 2008 pedro_j_ramírez enfermedad | Permalink | Comentarios (5) | Referencias (0)

Comentarios

Anda, que estás bueno, ¡a ver si se te pasa ya el jodío catarro! Y no es por alarmar, pero el Ministro del ramo dice que dentro de dos semanas habrá lo que se viene llamando "un pico" (hacia arriba) de incidencia de la gripe. Con el cariño que tiene tu organismo a los bichos microscópicos, no te digo nada.

Escrito por: Belén.2008/01/10 11:04:42.061000 GMT+1

El mal de muchos consuelo de tontos es uno de esos dichos que hacen funcionar al sistema por herencia, perdon, queria decir por inercia.

Diria mas, diria que incluso hay trabajadores por cuenta ajena que se quedan en la cama y no cobran lo mismo, se lo descuentan del sueldo. Todo gracias a la precariedad laboral eso sin entrar  en que su base salarial esta por debajo del S.M.I. de cuando Zapatero ganó las elecciones.

Escrito por: leo.2008/01/10 12:09:10.245000 GMT+1

Pues yo estaba a punto de felicitarle porque le vi en la tele con buen color y buena voz. Espero que la semana próxima no necesite ya medicación para salir en pantalla.

Escrito por: Xis.2008/01/10 12:22:1.898000 GMT+1

Periodista Digital antes lo dirigía David Rojo, ¿no? Y ahora lo dirige Alfonso Rojo. ¿Tan distinto era con David Rojo? Yo creo que la cosa no empeoró cuando el cambio de director, sino cuando les empezaron a prohibir publicar artículos de otros periódicos... y cuando los periódicos empezaron a publicar sus noticias en abierto. Tenían que atraer al público, y optaron por el cotilleo.

Escrito por: A.B..2008/01/10 13:25:49.120000 GMT+1

Desde que el "soberbio" Alfonso Rojo lleva Periodista Digital lo leo en contadas ocasiones.

Es un impresentable desde el asunto de la desmembración de Yugoeslavia.

  

Escrito por: J . Moreno.2008/01/10 22:30:3.943000 GMT+1

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