Por las noches, antes de dormirme (o para dormirme), oigo la radio.
A veces recalo en alguna tertulia política, pero no es lo más frecuente, porque, al menos en mi caso particular, ese género de espacios no contribuye nada a mi sosiego mental. Me cabreo con lo que oigo y eso tiende a desvelarme.
Con más frecuencia, detengo el dial en algún programa sobre deportes. Como ésos tratan de asuntos que suelen importarme entre poco y nada, ejercen sobre mí un poderoso efecto hipnótico y, en cosa de nada, me quedo roque.
Pero anoche comprobé que también los espacios radiofónicos sobre deportes (o sea, y al 90%, sobre fútbol) empiezan a tocarme poderosamente las narices. Como tienen una extensión enorme –el más discreto dura un par de horas– y sus presentadores se las ven y se las desean para llenar a diario todo ese tiempo con lo que sea, recurren a larguísimas entrevistas con personajes que no sólo no tienen nada que decir, sino que además no saben decirlo.
Ayer por la noche acabé huyendo asqueado de una entrevista con un deportista que era incapaz de empezar ni una sola frase sin decir “La verdad es que…” ¡No exagero! En el lapso de tres o cuatro minutos, soltó como veinte o veinticinco veces “La verdad es que…”. Y no veáis cuál era su colección de verdades: que lo importante es el éxito del equipo, y no el triunfo personal; que, en esta vida, como la familia no hay nada; que el míster es el que tiene que decidir y al jugador lo que le toca es amoldarse a sus decisiones… Tópicos y más tópicos, en tropel.
Cuando ya se me hizo imposible aguantar por más tiempo los confusos balbuceos del analfabeto, cambié de emisora. Y, ¡oh, maravilla! En cosa de segundos, volví a toparme con el mismo personaje, dispuesto a pasarse unos cuantos minutos más diciéndole al presentador de la otra emisora que “la verdad es que…” Ateniéndose, por supuesto, al mismo orden del día: el equipo, la familia, el míster, etc.
La culpa no la tienen ellos. Hay alguna gente en el mundo del fútbol que tiene dos dedos de frente, e incluso más, y a la que vale la pena entrevistar, porque dice cosas inteligentes, y hasta divertidas, pero son legión los técnicos y los jugadores que dan más patadas al diccionario que al balón y que, en el supuesto de que piensen algo, son incapaces de expresarlo. ¿A cuento de qué empeñarse en hacerles hablar o, todavía peor, ponerlos de comentaristas en radio o en televisión?
Hace años, cuando ejercía de subdirector de El Mundo, hubo una ocasión en la que los jugadores del Real Madrid se enfadaron con la prensa, no recuerdo a cuento de qué, y afirmaron que no iban a hacernos más declaraciones. Lo festejé: “Ganancia neta. ¡Para las bobadas que dicen!”. Todo el mundo en la Redacción pareció coincidir conmigo. Pero en cosa de nada los futbolistas del Madrid cambiaron de opinión y todos los periódicos volvimos a llenar páginas y más páginas con sus bobadas.
Hay una enfermiza relación dialéctica entre las chorradas a las que los periodistas damos cauce y las chorradas que el público nos demanda. Tanto más las soltamos, tanto más las asume. Tanto más las asume, tanto más nos las reclama. Es un círculo perfectamente vicioso.
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Rectificación.– A veces me fío demasiado de Internet. Hace días escribí que Rodham, el apellido de soltera de Hillary Clinton, es "inconfundiblemente judío". Y lo escribí basándome en lo afirmado en alguna página web, de la que me fié tontamente. Porque resulta que no. Ni inconfundible ni confundiblemente. Un amigo norteamericano me ha aclarado que Rodham es un apellido anglosajón de vieja estirpe. Que doña Hillary tenga más o menos contactos con el lobby judío estadounidense es otro asunto.
Ya sé que hay gente que toma pie en mis rectificaciones para calificarme de ignorante, pero no pienso renunciar a la autocrítica cuando considere que es de rigor. Además, no tengo ningún inconveniente en reconocer que, en efecto, soy muy ignorante.
Comentarios
Escrito por: Vicent.2008/06/19 10:41:18.894000 GMT+2
Una cosa, ¿qué es eso de que un apellido es judío? No logro, de veras, entenderlo.
Es judío (o israelita, que no israelí) la persona que profesa la religión judía, y tal religión puede profesarla un israelí (ciudadano del actual estado de Israel), un español, un venezolano, un inglés, un mozambiqueño... También se llama judío (o israelita) al individuo del antiguo pueblo de Israel que habitó Palestina (y que en modo alguno cabe identificar con los actuales ciudadanos del actual estado de Israel.
Me llamo Adofo Ipiña. ¿Cómo sabe alguien si soy o no judío?
Por último: un ciudadano israelí puede no ser judío, pero no sólo porque no profese la religión judía (quizás profese la católica, la musulmana, etc.), sino porque es muy probable, pero que muy probable, que no sea además (de hecho no lo es prácticamente ninguno de los israelíes) descendiente de individuos del antiguo pueblo israelita.
Escrito por: Adolfo.2008/06/19 10:53:30.207000 GMT+2
Escrito por: Ángel.2008/06/19 11:02:34.046000 GMT+2
Escrito por: Ego.2008/06/19 11:29:7.535000 GMT+2
Escrito por: yipiyei.2008/06/19 11:47:12.425000 GMT+2
Hay buen número de páginas web dedicadas a la heráldica que explican con tino el origen y el desarrollo de los apellidos. Sólo decir, por aportar algo, que el apellido nació como un simple apelativo, un adjetivo para distinguir personas con el mismo nombre en tiempos pretéritos, cuando las poblaciones comenzaban a establecerse de manera completamente sedentaria y a crecer; en fin, había muchos 'Pedros' que podían confundirse.
Los únicos apellidos que tienen 'permiso' para vincularse con un pueblo determinado (apellidos vascos, anglosajones, aragoneses, hebreos...) son los que se refieren a lugares geográficos concretos dentro de las 'fronteras' de esos pueblos. Y ni siquiera eso asegura que el origen de determinada persona que se apellide Bergua, Rodham o Ipiña tenga que ver con aquellos que dieron origen al apellido. Primero, nuestros árboles genealógicos hunden sus raíces más allá del nacimiento del primer apellido, y es muy difícil escudriñar para antes de la Edad Moderna. Segundo; el volumen de personas con padres desconocidos, escondidos o, directamente, huérfanos en los siglos pasados era lo suficientemente importante como para no hacer caso de su apellido, porque no sería el de su padre.
Por poner un ejemplo. El apellido Asín, precioso y con presencia importante en Aragón, alude efectivamente a un lugar así llamado en las montañas del Prepirineo de Zaragoza. Nobles de la Edad Media asumieron este lugar como centro de población feudal, surgiendo así el linaje de los Asín. Pero sus antepasados no traían el apellido Asín consigo. Y, además, muchos de los montañeses o los francos que repoblaron esas Cinco Villas tomaron este apellido al quedarse a vivir en este lugar. No pertenecen al linaje nobiliario de los Asín, pero también se apellidaban así. Y su descendencia, pues lo mismo...
Así que el tema de los apellidos hay que tomarlo como una curiosidad histórica, un patrimonio cultural que es bonito estudiar y conservar, pero no como una prueba de 'denominación de origen'. Puede serlo, o no. Puede tener más pedigrí un Pérez que hunde sus raíces en la primera vez que se mencionó este patronímico en un lugar determinado, que un Tárrega llegado, por ejemplo, a esa población catalana procedente de algún lugar de Europa en el siglo XVI.
Abrazos, para los que hayan llegao hasta aquí, y sobre todo para los que no, que demuestran más sentido común.
Escrito por: MC TS.2008/06/19 17:11:57.669000 GMT+2
Escrito por: Fermín.2008/06/19 17:15:5.971000 GMT+2
¿Es típico de la "ideología autoritaria" ironizar con una crítica con la que no estás de acuerdo? ¿Típico, en concreto?
Más. Discrepar de una crítica a alguien (de tres en concreto: Ortiz es autoritario, escribe mal y no analiza en profundidad) ¿implica no "soportar" que se crítique a ese alguien, así globalmente?
Otra. Estar en desacuerdo con tres críticas realizadas a Javier Ortiz ¿significa necesariamente que Ortiz sea mi ídolo?
Fermín Conclusiones, te recomiendo que te crees un blog. Sí, ya sé que decir esto puede que sea una muestra clara, o algo "típico" (parece que tú lo tienes ya todo clasificado y etiquetado). Prometo visitarlo. Aunque visitarlo sea el clásico ejemplo de una mentalidad autoritaria o algo así.
Escrito por: Vicent.2008/06/19 20:20:32.770000 GMT+2
Escrito por: Ego.2008/06/19 23:33:15.592000 GMT+2
Escrito por: Primo.2008/06/20 01:03:28.775000 GMT+2
Apuntado queda, Ego. Tomo nota porque, en efecto, filológicamente hablando así es. De todos modos, eso no significa que sean apellidos exclusivos de un determinado territorio. En el caso que planteas, por ejemplo, Vasco es la evolución galaico-portuguesa del latín Velascu. Como ves, el apellido es de origen latino, y posiblemente tenga un antecedente lingüístico anterior y de más difícil localización.
De hecho, de Velascu surge Vasco-Vásquez (galaico), Velasco-Velázquez (castellano) y Blasco-Blásquez(iz) (el común en la zona navarro-aragonesa). Y, en efecto, los topónimos aún son más inestables de lo que parece. Así que, en fin, el apellido bastante tiene con apellidar, como para encima presuponer un origen...
Abrazos.
Escrito por: MC TS.2008/06/20 01:18:13.445000 GMT+2
Escrito por: Vicent.2008/06/20 13:21:17.950000 GMT+2
Escrito por: Ego.2008/06/20 21:39:52.821000 GMT+2
Escrito por: César.2011/11/21 22:35:2.387000 GMT+1