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2006/02/22 05:16:59.012000 GMT+1

Casi a modo de nota de régimen interno

Algunos amigos me han hecho saber a lo largo de estas últimas semanas que no están de acuerdo con  la «política de comentarios» (extraña expresión: más spanglish, supongo) que aplico en este rincón de la Red. Se refieren a que, contrariamente a lo que sucede en otros blogs, en éste, por decisión mía, no hay un espacio en el que los lectores puedan escribir lo que les apetezca.

Pienso que mi criterio es correcto. Y la realidad parece confirmármelo. Tanto más leo los comentarios que suelen hacer los lectores de otros blogs, tanto más me reafirmo en mi opción.

He tenido una experiencia reciente que me ha resultado ilustrativa. Hace algunos días escribí un artículo para el blog 18/98, creado por un grupo de gente «del entorno de la no violencia», como se definen con su tanto de sorna. Se trata de un blog destinado a denunciar las barbaridades que se están cometiendo en el juicio sobre el  macrosumario que Garzón dejó como herencia antes de salir zingando para los EEUU. En ese blog permiten que los lectores suelten lo que opinan de cada artículo, o lo que quieran. Mi texto ponía de relieve la doble vara de medir que utilizan algunos presuntos defensores de la libertad de expresión, para lo cual comparaba las posiciones que han defendido en relación a las caricaturas de Mahoma con las propugnadas por ellos mismos con respecto al sumario 18/98.

Pues bien: no pocos de los comentarios que aparecieron vinculados a mi texto no tenían ninguna relación con el sumario 18/98. Los suscribían gentes que lo que querían era perorar sobre el asunto de Mahoma y que aprovecharon mi artículo para soltar su rollo y desviar la atención del punto en el que yo había querido concentrarla. Con lo que mi trabajo, ya de por sí dudosamente útil, bajó todavía unos cuantos peldaños más en su ruta hacia los abismos del desinterés.

Preciso lo que quiero decir. No es, ni mucho menos, que me sea indiferente lo que opina de mis escritos la gente que los lee. Pero quienes quieren hacérmelo saber ya tienen a su disposición la vía del correo electrónico, que funciona muy bien.

A mí, los comentarios con publicidad en los blogs me recuerdan a los coloquios que se abren tras las charlas y conferencias. Siempre me han dado pavor (*). Es tipiquísimo toparse con individuos que se sienten frustrados por no haber sido ellos los conferenciantes y que, con la excusa de hacer una pregunta, se largan un mitin inacabable, boicoteando el acto.

Ya están las listas y los foros de debate en la Red, que los hay bien interesantes, y hasta divertidos. Concéntrense en ellos los que tengan algo que decir al universo mundo y, más en particular, quienes –como yo– padezcan de incontinencia oral o escrita. Encontrarán espacio sobrado.

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(*) Releyendo lo escrito hasta aquí me vienen a la memoria un buen puñado de anécdotas vividas por mí mismo en el curso de coloquios varios. Quizá algún día me anime a compartir con vosotros algunas particularmente chuscas. Probablemente una de las más hilarantes fue la que protagonizó hace años en Gijón un buen hombre que, tras una charla mía, tomó la palabra para contarnos –literalmente– su vida. Llevaba ya un buen rato en ésas cuando se interrumpió, y dijo, en un tono muy educado: «Bueno, se preguntarán ustedes a qué viene todo esto que les estoy relatando...Ya sé que no tiene nada que ver con el asunto del que se habla esta noche aquí. Pero es que resulta que padezco de una timidez patológica, y que mi psiquiatra me ha recomendado que, para vencerla, hable en público...». Este servidor de vosotros, incapaz de reprimir la carcajada, inició con entusiasmo un aplauso que duró bastante más que el que los asistentes al acto habían dedicado a mi conferencia. Y con razón.

Escrito por: ortiz.2006/02/22 05:16:59.012000 GMT+1
Etiquetas: garzón macrosumario 18-98 mahoma libertad-de-expresión caricaturas | Permalink | Referencias (0)