Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2006/08/15 10:40:00 GMT+2

Bush y los fascistas islámicos

Me telefonea mi buen amigo Gervasio Guzmán. «Espero que en esta ocasión no te distanciarás también de Bush por llamar “fascistas” a los fanáticos islámicos terroristas que querían cometer atentados haciendo estallar aviones comerciales, ¿eh?», me espeta. Y refuerza su argumentación diciendo: «Tú solías citar a Antonio Machado cuando decía aquello de que “La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”, ¿no?».

Es inhumano que alguien te pille desprevenido cuando tratas dificultosamente de ver el amanecer de un 15 de agosto en la costa del Mediterráneo tras haber estado la noche anterior de cháchara hasta las 2 de la madrugada y que te suelte semejante sarta de despropósitos. Me hace pensar en lo que le respondió Agustí Montal, a la sazón presidente del Barça, a la mujer de Santiago Bernabéu, por entonces presidente del Real Madrid, cuando le preguntó si hablaba con sus allegados en catalán «normalmente, o sólo para fastidiar». Le dijo, con tono de hastío: «Señora, por favor: no me joda». 

Decido dejar de lado la cita de Machado, que yo nunca he hecho así, y menos en ese sentido. Lo que trató de argumentar el autor de Juan de Mairena es la idea opuesta: que un rey (un poderoso) nunca defiende las mismas ideas que su porquero (un explotado), incluso cuando parece que dicen lo mismo.

Pero ésa es demasiada harina para una mañana como la de hoy.

–Gervasio –le respondo–. No tienes razón en nada de lo que dices. En nada. Para empezar: no está nada claro que nadie quisiera poner bombas en aviones comerciales con destino a los EEUU. Yo, por lo menos, no he visto las pruebas de ello. Ya sé que los medios de comunicación han hablado mucho sobre ese asunto, pero que los medios de comunicación hablen mucho de algo no quiere decir que ese algo exista. Si quieres, otro día te pongo ejemplos de este particular, incluyendo terribles matanzas con las que se llenaron páginas y más páginas, y que luego se ha probado que nunca se produjeron.

Continúo:

–En segundo lugar: alguien que quisiera poner una bomba en un avión de pasajeros y que persiguiera con ello propósitos políticos sería un terrorista abominable, pero habría que examinar tanto si es correcto calificarlo de islámico como si viene a cuento catalogarlo como fascista. Porque, punto primero, no siempre las creencias religiosas que tenga uno son el factor decisivo de sus actos y, punto dos, el fascismo es un movimiento político que, aparte de estar muy mal, tiene determinadas características. No todo lo abominable es automáticamente fascista. Incluso hubo muchísimas cosas abominables antes de que existiera el fascismo.

Vuelvo a la carga:

–Aparte de eso, los ancestros de Bush, como supongo sabes, Gervasio, tuvieron fuertes inclinaciones pro-hitlerianas, e incluso llegaron a financiar el partido nazi alemán, amén de alguna asociación local que llevaba la svástica en su bandera. Si quiere condenar esas tendencias, este imbécil redomado puede empezar no ya sólo por su propia casa, sino incluso por su mismísimo hogar.

Había empezado a argumentar otro punto («También los Bush han apoyado a lo más integrista y reaccionario del mundo islámico, sin ahorrar a la pandilla familiar de Ben Laden»), cuando me doy cuenta de que Gervasio ha cortado la comunicación.

Pero no quiero ser injusto con él. Quizá no ha colgado el teléfono por su gusto. Quizá lo ha hecho Telefónica, que por aquí te la arma en cuanto te descuidas. O la CIA, vete a saber.

Escrito por: ortiz.2006/08/15 10:40:00 GMT+2
Etiquetas: | Permalink