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2006/12/30 09:50:00 GMT+1

Aberrante

He sentido una reacción de enorme repugnancia y de profundo horror a la vista (y el oído) de las informaciones difundidas esta mañana por los grandes medios de comunicación. Parecen de acuerdo en que Sadam Husein ha acabado sus días en la horca  por culpa de los muchos crímenes que cometió. Es una afirmación aberrante. Sadam Husein no ha muerto por lo que hizo de malo. Lo que hizo de malo no generó ninguna fuerza con vida propia con capacidad para llevarlo al patíbulo. Sadam Husein ha muerto porque unos hombres han decidido matarlo, con independencia de sus crímenes.

Y digo –y digo bien– «con independencia de sus crímenes» por dos razones básicas. Primera porque, si los integrantes del poder político que han ordenado la ejecución de esta sentencia fueran contrarios a la pena de muerte, habría dado igual que los crímenes de Husein hubieran sido más o menos, éstos o los otros. Y segunda porque, si la comisión de crímenes como los que se le han imputado a Sadam Husein condujera automáticamente a sus autores al cadalso, ni les cuento la cantidad de gobernantes del mundo entero que habrían terminado sus asquerosos días colgando de una soga o estarían a punto de hacerlo.

De modo y manera que el titular correcto, preciso y objetivo de la noticia en cuestión no debería ser del tipo «Sadam Husein, ahorcado por los crímenes que cometió en su época de gobernante», sino «Sadam Husein, ahorcado porque en el Irak ocupado se aplica la pena de muerte a los criminales del bando opuesto».

Pero la cuestión no acaba aquí, ni mucho menos. Porque el asunto no estriba sólo en determinar si Sadam Husein merecía morir ahorcado por el crimen del que fue declarado culpable. Conviene preguntarse por qué ese crimen en concreto, consistente en una operación de venganza desplegada contra una población chií que entrañó la muerte de 148 personas,  merecía ser examinado, esclarecido (es un modo de hablar) y sentenciado, y no, en cambio, todos los demás crímenes de los que el ex dictador estaba acusado. Formulada la pregunta de modo más directo: ¿en qué medida este juicio no ha sido llevado a sus últimas e irreversibles consecuencias para  impedir que hubiera más juicios sobre lo sucedido en Irak durante la presidencia de Husein?

Porque, dejémonos de mandangas: todo el mundo sabe, por ejemplo, que el régimen baazista de Husein desarrolló durante muchos años una campaña sistemática de exterminio de la resistencia kurda, que causó no 148, sino muchos miles de víctimas civiles. Y todo el mundo recuerda (o no, porque la memoria colectiva es fragilísima) que el régimen de Husein lanzó una guerra brutal contra Irán, que contó con el beneplácito y el apoyo político, diplomático y militar de Washington y Moscú, guerra que resultó un fiasco, pero en la que el ejército iraquí se sirvió, lo mismo que en sus campañas contra el pueblo kurdo, de armas químicas proporcionadas por sus aliados occidentales.

Y, claro, si esos crímenes se juzgaran, podría ser que algunas grandes potencias, de ésas que ahora ocupan Irak, tuvieran que dar algunas explicaciones enojosas. Y a lo peor algunos de sus ex dirigentes se encontrarían en la desagradable tesitura de acompañar a Sadam Husein en el cadalso.

Escrito por: ortiz.2006/12/30 09:50:00 GMT+1
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