Películas de Estreno

SALVAJES
Hijos de puta para todos los gustos



Cartel de la película




FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Título Original: Salvajes
España. 2001. 98 min.
Dirección: Carlos Molinero
Guión: Lola Salvador, Carlos Molinero, Clara Pérez Escrivá,
Jorge Juan Martínez
Fotografía: Gerardo Gormezano
Sonido: Wildtrack
Intérpretes: Marisa Paredes, Imanol Arias, Manuel Morón, Roger Casamajor, María Isasi, Alberto Ferreiro, Emilio Buale




            El debut cinematográfico de Carlos Molinero no podía haber sido más desafortunado. Salvajes es una película demasiado simple, cuyo argumento, a priori interesante, es aburrido hasta el agotamiento, incapaz de transmitir agobio, odio o cualquier otro tipo de sensación inicialmente pretendida y que tropieza sin cesar en modernos tópicos bienintencionados mal trazados y nefastamente narrados.
            Cuenta la historia de una enfermera que está empezando una historia de amor con un inspector de policía. Ahora está a punto de conseguir el objetivo por el que tuvo que trasladarse a València tras la muerte de su hermana: la educación de sus tres sobrinos, tres auténticas perlas. El mayor tiene un trabajo sucio y oscuro: se encarga de seguir las órdenes de un pequeño mafioso local con negocios en la inmigración ilegal y las drogas. Para ello utiliza a su hermano, un colgado de la vida que está a punto de alcanzar la mayoría de edad y que dedica sus perdidas horas diarias a divertirse con su pandilla nazi. La joven de la familia no tiene oficio ni beneficio, está absurdamente enamorada del jefe de su hermano que pasa absolutamente de ella y que únicamente la busca para que se la chupe bajo la mesa de su despacho. La existencia se les complicará tras una desmesurada paliza de los jóvenes fascistas a un senegalés que pone en alerta a la policía sobre las misteriosas relaciones entre unos y otros.

Fotograma de la película
               Marisa Paredes e Imanol Arias en una escena de SALVAJES

            Salvajes está basada en la novela homónima de José Luis Alonso de Santos y está protagonizada por una correcta, aunque en baja forma, Marisa Paredes y un pasable Imanol Arias. Nada son capaces de hacer para tapar los numerosos agujeros con los que cuenta esta película. Todos sabemos que hay reducidos grupos de jóvenes de ideología nazi que se encargan de repartir ostias a negros, chinos, musulmanes, homosexuales, mendigos y demás gente de mal vivir. Que muchos de esos inmigrantes han llegado ilegalmente a nuestras ciudades ayudados por unas mafias que maltratan sus cuerpos y adoran su dinero. Que esta vida está llena de hijos de puta y que los hay en una infinidad de categorías. Que hay veces que la supervivencia es tan difícil que serías capaz de justificar tus abominables actos. Querer plasmar esto en una película puede ser emocionante y, si te sale bien, acojonante. Pero este no es el caso. Carlos Molinero ha rodado un engendro demasiado ruidoso para la limitada historia que pretende contarnos. No hay ritmo, ni angustia ni conmoción en un relato plagado de infantiles casualidades que parecen plagiadas de las más cutres series de televisión y de personajes muy poco expresivos y carentes de la profundidad necesaria para hacerte sentir un mínimo de desasosiego. Ni siquiera el epílogo dedicado a esos inocentes y apaleados parias es capaz de arrancarte, aunque sea, un gramo de sensibilidad.


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