FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: The curse of the Jade Scorpion
EUA. 2001. 103 min.
Dirección, Guión y Producción: Woody Allen
Fotografía: Zaho Fei
Montaje: Alisa Lepselter
Intérpretes: Woody Allen, Dan Aykroyd, Elizabeth Berkley, Helen Hunt, rian Markinson, Wallace Whawn, David Ogden, Charlize Theron
La maldición del Escorpión de Jade es, aparte de una película, un efectivo tónico contra el aburrimiento, un medicamento ideal contra la depresión, la receta perfecta para la risa inteligente y la elección correcta para cualquier noche de cine. Porque Woody Allen consigue cambiarte la cara y el humor, provocarte una feliz y duradera sonrisa, que te olvides de los problemas que dejaste detrás de la taquilla y te sumerjas en un fascinante mundo, el suyo, lleno de enredos, situaciones cómicas, diálogos delirantes y una especial magia que te atrapa y de la que no quieres escapar. Porque hacía tiempo que el genio de Manhattan no nos deleitaba con tanta maestría, no nos ofrecía todo lo que es capaz de lograr. Así, vuelve una vez más a sorprendernos con una divertida comedia en la que alcanza la calidad y el ingenio de sus mejores obras.
En esta ocasión retrocede a sus añorados y glorificados años 40 para contarnos la historia de un chapucero y callejero pero eficaz detective de una agencia de seguros, protagonizado magistralmente por él mismo, que se ve envuelto en unos extraños robos de joyas. El punto de partida de la película es algo tan sencillo y original como una sesión de hipnosis (a la que son sometidos él y su nueva y contundente jefa, a la que odia profundamente y que está encarnada por una excelente Helen Hunt, durante una cena con compañeros de trabajo) para la que Allen recurre a las desconjonantes, por su especial fonía, Constantinopla y Madagascar, a partir de las cuales desarrolla una trama construida a la perfección, disparatada pero rebosante de intriga, divertida pero repleta de ansiedad, que mantiene en vilo a un espectador que conoce toda la historia y sufre por el débil personaje protagonista que se enfreta a un caso tan misterioso que es, quizás, el más difícil que se haya encontrado nunca y en el que tendrá que luchar, también, con las innumerables trabas que, entre unos y otros, ponen a su particular investigación. Un hilo conductor que se apoya en una infinidad de personajes sugerentes y propios: el jefe adúltero, la secretaria sexy, los amigos compañeros, los adinerados clientes, los hijos e hijas de éstos, excelente el papel de Charlize Theron, y un par de simplones detectives. Y Allen nunca se olvida del amor ni del sexo, siempre presentes en sus historias, y aprovecha que es él quien escribe el guión para labrarse un currículum impresionante en el film y un desenlace tan feliz como pertinente que, lejos de parecer ñoño o empalagoso, pone la rúbrica perfecta a esta impresionante, imprescindible y maravillosa película.
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