FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Título Original: Carne de gallina
España. 2001. 99 min.
Dirección: Javier Maqua
Guión: Javier Maqua, Maxi Rodríguez
Producción: Eduardo Campoy, José A. Telleria
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Montaje: Luisma del Valle
Música: Mario de Benito
Intérpretes: Karra Elejalde, Anabel Alonso, Nathalie Seseña, Amparo Valle, Txema Blasco, Maxi rodríguez, María Jurado,Eduardo Antuña
El polifacético Javier Maqua ha decidido adentrarse en el humor negro con tintes sociales para su tercer largometraje. Carne de gallina es una película tan disparatada como real, que pretende ser divertida pero que tiene un trasfondo extremadamente dramático. Narra la historia de una familia asturiana angustiada por la desgracia de estar siempre sin un duro, siempre en la continua espera de un trabajo, expectante ante unas posibles mejoras en las precarias y peligrosas condiciones en que ejercen la minería. El film arranca con el fallecimiento del abuelo de esta familia, una muerte equivocada, a destiempo, fuera de toda lógica, pues debería haberse producido dos días después. Así, un apetecible crédito y una necesaria pensión hubieran llegado a la cuenta corriente del mismo, lo que hubiera supuesto la manutención del techo familiar y la fortuna de poder llenar el estómago de todos sus integrantes.
Una escena de Carne de gallina
Así, a través de este grotesco enredo, Carne de gallina se convierte en un deformado espejo de la sociedad, en la que Javier Maqua retrata de manera incisiva los defectos de un sistema abocado al desastre, de tal modo que esa forma efímera y mentirosa de contentar temporalmente a la gente se vuelve contra él mismo. Hace que los engañados utilicen con mejor garbo y eficacia las mismas trampas que los administradores, desde su privilegiada posición, practican con ellos, e intenta mostrarlo en forma de comedia, a través de una graciosa puesta en escena, unos específicos personajes y utilizando el cercano idioma local. Y aunque haya en Carne de gallina grandes dosis de humor, que intentan hacer más llevadera la auténtica desgracia, parece que no hagan ni puta gracia esa sucesión de gags, es difícil reírse de las absurdas situaciones y de la desesperación de los demás en su lucha por la supervivencia. Pero Maqua sí consigue que el drama intrínseco, implícito, quede plasmado con tanta rotundidad, tanta rabia y con una eficaz manera de denunciar para que la pesadumbre se pose sobre el espectador y sea después, sólo después, una vez ha pasado todo, cuando la comedia se apodere de él y pueda divertirse y gozar tranquilamente recordando cada una de sus escenas.
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