La voz singular de Miguel Sánchez-Ostiz

 

Esta es una entrevista de Alberto Barandiaran al escritor navarro Miguel Sánchez-Ostiz y publicada, en euskara, en el diario Euskaldunon Egunkaria el 26 de diciembre de 2001:

http://www.egunkaria.com/cgi/bila.pl?tikusi=/y2001/m12/d20011226/p00036004.html&data=2001-12-26&saila=kultura

La traducción es de Mikel Iturria.

Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) es autor de las siguientes novelas, según reza en la contraportada de La casa del rojo. Diarios 1995-1998: Los papeles del ilusionista (1982). Premio Navarra de novela, El pasaje de la luna (1984), Tánger bar (1987), La quinta del americano (1987), La gran ilusión (1989. VII Premio Herralde de novela y Premio Euskadi de Literatura 1990), Las pirañas (1992), Un infierno en el jardín (1995), La caja china (1996), No existe tal lugar (1997. Premio de la Crítica, 1998), La flecha del miedo (2000), El corazón de la niebla (2001), En Bayona, bajo los porches (2001).

Ha escrito los siguientes libros de prosa ensayística y miscelánea: La negra provincia de Flaubert (1986), Mundinovi (1987), Literatura, amigo Thompson (1989), La puerta falsa (1991), Correo de otra parte (1993), El árbol del cuco (1994), Veleta de la curiosidad (1994, Premio Café Bretón 1994), Pamplona (1994), El santo al cielo (1995), Las estancias del nautilus (1997), Palabras cruzadas (1998), El vuelo del escribano (1999), Derrotero de Pío Baroja (2000), Los barruntos de la botica (2000).

En La sombra del cuadrante (2000) ha reunido su obra poética.

El año 2001 recibió el premio Príncipe de Viana de la Cultura por su trayectoria literaria.

 

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MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ , ESCRITOR:

 

«Hay razones sentimentales para crear otra sociedad»

 

Miguel Sánchez-Ostiz ha vuelto al País Vasco. Físicamente —al Baztan— y casi espiritualmente, porque ha roto con muchas razones que le llevaron a Madrid. Ahora, en seis novelas, tiene la intención de ponerse a contar la historia más reciente de este País Vasco, en un proyecto que lleva por nombre, Las armas del tiempo. La primera novela —El corazón de la niebla— ya está en la calle.

 

Alberto Barandiaran/ELIZONDO

 

Sánchez-Ostiz está contento. Optimista. Acaba de venir de Madrid y se dispone a pasar las navidades en el Baztan. Hace frío a la puerta de su casa de Zozaia. En la parte delantera, hay tres gatos cerca de la madera lista para ser cortada, y serrín, algunas flores sin podar, hojarasca... Dejadez. Muestras de la última época pasada fuera.

 En el campo, hay escarcha todavía, pero él dice que no ha pasado frío. Que ha visto de noche, desde la cama, el vaho en el cristal de la puerta, pero que no ha pasado frío hoy. Nuevamente está en el Baztan.

 La víspera ha venido Natxo de Felipe para la grabación de la canción para el programa de Nochebuena de ETB y dice que se lo han pasado bien. Dice que es buena gente. "Mira, en Madrid puedes estar rodeado de gente, pero solo. Aquí puedo estar días sin ver a nadie, pero nunca me siento solo".

 Dentro de poco irá a Lekaroz. Está cerca de Elizondo. Ya no tendrá que estar congelándolo todo, la comida, el pan, prácticamente aislado, sin coche, esperando que alguien le lleve a Elizondo o a Pamplona.

 

Tienes la intención de contar la Historia del País Vasco en varias novelas. ¿No es complicado?

–Las novelas, más que sobre el País Vasco, tratarán cuestiones que han surgido aquí, pero que luego han tenido gran repercusión en España. Por ejemplo, el carlismo, el nacionalismo, ETA, el GAL... Porque la Historia reciente del País Vasco ha tenido una gran influencia en la de España y creo que es importante contarla así.

¿Desde dónde la contarás? ¿Desde el Baztan, desde Pamplona o desde Madrid?

–Desde Madrid. El narrador está allí, porque no quería que estuviera implicado en la historia. Sus antepasados son navarros y, aunque tenga mucha relación con este pueblo, siempre ha vivido en Madrid y ve todo desde lejos. Eso me permite que se moje el personaje y no yo.

 –De todas formas, la atalaya es falsa, porque tú estás mojado aquí.

 –Pero yo no seré el narrador.

 

[Todas las novelas tendrán una estructura parecida. Hasta el despacho de un abogado de Madrid, llegará el caso de un crimen cometido en la comarca de Humberri. El abogado es amigo del muerto y, por medio de sus investigaciones, podrá analizar la cerrada sociedad de Humberri y se extrañará y enfadará con algunas de sus actitudes. Luego, habrá problemas de herencias; tendrá que ir al otro lado (Iparralde, norte de Euskal Herria, en Francia); deberá bucear en personajes y sucesos relevantes de los últimos años de nuestra Historia.

Así, sucesivamente, y cambiando continuamente el paisaje físico, el escritor pretende fijar su mirada crítica sobre acontecimientos importantes de los dos últimos siglos. Y analizar qué influencia han tenido en nosotros.

"No hay ganas de pedir cuentas, pero creo que, estos últimos años, mucha gente ha mirado para otro lado. A mí, por ejemplo, lo de Mikel Zabaltza me afectó especialmente, y casi se ha convertido en una obsesión. A veces, un suceso, por razones que no llegas a comprender, te afecta especialmente. Pues a mí me sucedió eso con Zabaltza. Creo que lo de entonces sólo se podrá contar en una novela negra y así aparecerá entre estas novelas mías".

Hace tres años, tras ganar el Premio de la Crítica, Sánchez-Ostiz se fue a Madrid. Bajo el brazo, una importante oferta para trabajar en el suplemento cultural de un periódico de allí. Entre elogios por su trabajo, uno de los mejores escritores vascos en castellano quería dar el salto. Pensó que también en la Corte tenía algo que decir y... pero tuvo que escapar. Lo que tenía que decir no era lo que debía decirse en esa época. El discurso no era el conveniente.

Y ha vuelto. Para no regresar a la Corte.]

 

–¿Por qué de nuevo al Baztan?

La cultura vasca, el pueblo vasco, me han atraído siempre. Y me han atraído mucho. En el Baztan me han tratado bien, nunca me he sentido incómodo y ahora mis amigos están aquí. Este es el mejor sitio que jamás he encontrado para vivir y creo que mi sitio está aquí. Aquí tengo el paisaje y la gente: lo que he elegido yo y que no me ha impuesto nada. Cuando vine por primera vez, vine por lo sucedido con las otras novelas [Por lo que cuenta, recibió amenazas por Las pirañas, ya que creían que algunos de los retratos eran demasiado fieles con la sociedad navarra de entonces], y ahora he vuelto con varios proyectos que tienen relación directa con este pueblo bajo el brazo.

 –¿Qué es para ti el País Vasco?

 –No sé. Esto, esta gente. La forma de actuar, cómo viven.

 

[El ir-y-venir es continuo en la pastelería Malkorrak de Elizondo. Sánchez-Ostiz, mientras responde a las preguntas, está atento a la puerta, y mueve la cabeza cada vez que alguien entra en el establecimiento, como si conociera a todos. Como si quisiera conocer a todos.]

 

–¿Crees que esta gente es diferente de otros?

–Sí es diferente de algunos de Pamplona y también de muchos de Madrid.

 –¿Por qué sigue sin solucionarse la vasquidad de Navarra?

 –Porque tiene muy mala solución.

 –Con este proyecto, de alguna manera, ¿quieres tratar este tema, no?

 –Sí, el libro habla de la rabia, de no aceptar ese carácter vasco que tiene Navarra. Está claro: hay quien vive la vasquidad como un conflicto, y eso no cambiará: ahí tenemos los resultados de las elecciones; ahí está UPN, que sigue.

 –Y es uno de los más votados en el Baztan.

 –Sí, yo he vivido esa esquizofrenia desde niño, con mis tíos. Son gente muy vasca, pero mientras el euskera no acarree ningún conflicto; son muy anti-nacionalistas vascos, pero muy nacionalistas españoles. Todavía hay gente que piensa así.

 –¿El problema es sólo político?

 –¡Qué va!  Ahí esta la Historia, la memoria, muchas generaciones, la Guerra Civil, los requetés, los carlistas...

 En El corazón de la niebla mencionas a menudo las actitudes falsas, las mentiras, el esconderse en el grupo; el silencio de campo, la oscuridad también. ¿Los percibes como muy presentes?

 –Esas actitudes no están aquí más presentes que en otras partes. Es más, pienso que aquí están menos presentes. Pero, aunque te guste la soledad, tienes altibajos, siempre, y necesitas de la familia, la cuadrilla, el grupo, refugiarte en su interior.

 –¿No crees que aquí se busca el apoyo del grupo, porque hay muchas trincheras, demasiados "o conmigo o contra mí" y que la gente tiene la necesidad de refugiarse, porque es más difícil andar solo?

 –No sé. La personalidad puede fortalecerse en grupo, pero no se puede descalificar. Todos tenemos una doble personalidad: la solitaria y la grupal.

 –En tu libro hay una frase que a mí me parece clave: "Respetemos lo que nos diferencia, en vez de reparar tanto en lo que nos une".

 –Quise darle la vuelta a una frase que se oía mucho en Madrid, sobre todo durante la tregua. Entonces se decía que había que respetar lo que nos unía. Y eso quiere decir que quiere dejarse al margen lo que nos separa. Es una idea muy venenosa, porque eso trae la uniformización, cortar con aquello que se sale de la norma, y con esa frase quería criticar eso. Había muchos escritores en Madrid a los que sentía cerca de estas ideas, sabía que no estaba solo.

 –De todas formas, ¿no es lo más habitual?

 –Ni mucho menos.

 –¿Tu salida está relacionada con eso?

 –Sí.

 –¿Crees que puede llegar desde Madrid alguna solución para nuestro problema?

 –La solución no vendrá de Madrid. No tengo mucha idea sobre este tema, pero sin acuerdo no hay solución. No tengo la menor idea sobre qué tipo de acuerdo, pero está claro que no puede imponerse la solución y que tampoco podrá solucionarse sólo en el País Vasco. Se necesita el acuerdo y llegará. Pueden terminar con ETA, bruscamente, pero no con la mentalidad que está detrás. E igual con los que están delante.

 –¿Crees en el papel que pueden jugar los intelectuales?

 –Un narrador, un escritor puede extender sus extrañezas, pero un intelectual nunca tendrá una gran importancia en los procesos políticos.

 –En la novela, el narrador dice que aquí viven juntos dos pueblos distintos y con actitudes difíciles de casar; sin embargo, más adelante resalta que hay razones sentimentales para crear una sociedad nueva y diferente. ¿Es posible un pueblo compuesto por pueblos diferentes?

 –Más que un pueblo compuesto de pueblos diferentes, creo que es posible un pueblo formado por gente diferente. Muchas veces pienso que las relaciones entre nacionalistas y no nacionalistas son difíciles de casar, porque hay tirria y cerrazón. Parece más una conversación entre sordomudos. Yo, en el tema de los nacionalismos, lo único que deseo es que no sea obligatorio. Pero sí creo que hay razones sentimentales para crear otra sociedad.

 –A veces se apela más a razones históricas, políticas, culturales. Sin embargo, ¿te parecen las sentimentales las más importantes?

 –No sé si las más importantes, pero sí que son importantes, cómo no. Mira, a mí no me parece despreciable el nacionalismo. En un pasaje de mi libro, digo que si no existiera el nacionalismo, habría que inventarlo... No sé, puede que no sean más que tonterías.

 –En otro pasaje dices que el idioma es un tema básico.

 –Sin ninguna duda que es la principal marca de personalidad, de ahí su importancia. Pero la rabia, el odio que tiene la gente... Además, todo esto es algo promovido, promovido desde fuera, de laboratorio. En cierta ocasión, un conocido me dijo que estaba dudando si colaborar o no en un medio de comunicación. "Si alguna vez se me ocurre escribir contra el euskera...". Yo le respondí: "¿Contra el euskera? ¿Será sobre el euskera?". ¡Eso fue lo que me dijo tres meses antes de comenzar a escribir! Para algunos, el euskera es un ataque continuo. Se sienten atacados con esa presencia que tiene en la sociedad y eso es una tremenda tontería. Las ikastolas tienen más de treinta años y han salido unas cuantas generaciones de allí,  por lo tanto, después de este tiempo, no se puede decir que hay que recortar la presencia del idioma o protestar por esa presencia. De lo contrario, habría que protestar contra la presencia de las ikastolas.

 –Tú eres erdaldun (no vascohablante), vienes del mundo erdaldun. ¿Cuáles son, a tu juicio, las razones para ese odio?

 –Está el miedo a sentirse desplazado. El miedo a sentirse discriminado. Todos amamos la uniformidad, la igualdad...

 –¿Dónde se entenderá mejor tu novela, tu proyecto? ¿Aquí o en Madrid?

 –Aquí, sin duda.

 

Miguel Sánchez-Ostiz dijo alguna vez que, para él, la literatura vasca se asemejaba a unos parientes que viajan en el mismo tren y que, a pesar de no saludarse, se miran de vez en cuando a los ojos. Participó en la revista Pott, pero no tiene relación con la gente de entonces. Sin embargo, sí sigue la literatura en euskera y tiene palabras de elogio para Sarrionandia—«Para nuestro mutuo conocimiento sería muy importante la publicación bilingüe de sus poemas»—, Lertxundi o Atxaga.

Ahora quiere plasmar en una guía el punto de vista de un escritor que vive en Madrid y que siempre está a punto de irse, y, mientras tanto, ya tiene en la cabeza sus próximas novelas. «Saldrán cronológicamente. Esto es, la primera está escrita en 1999, la siguiente en el 2000... así hasta el 2004. Luego quiero escribir sobre la sociedad político-periodística de Madrid y eso será también el caos. De todas formas, no soy Balzac», aclara. <

 

Otras referencias de Miguel Sánchez-Ostiz en Internet:

http://www.noticiasdenavarra.com/ediciones/20011028/cultura/d28cul0105.php

http://www.estrelladigital.es/011002/articulos/cultura/sanchez.htm

http://www.armiarma.com/andima/pott/pott0642.htm

http://www.navarra.com/sanfermin/prensa/el-mundo-29-06-99.htm

http://www.residencia.csic.es/bol/num2/ostiz.htm

http://www.seix-barral.es/ficha_autor.cfm?autor=Miguel%20%20S%E1nchez%2DOstiz

http://suse00.su.ehu.es/euskonews/0156zbk/frelkar.htm

 

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