BERNARDO
ATXAGA:
"Creo que es el momento adecuado para volver
a empezar”
Nota
del (digamos) traductor, también llamado Mikel Iturria:
Esta es una
larga entrevista que apareció en el número 23 (otoño del 2001) de la heterodoxa revista euskaldun OSTIELA! La entrevista la hizo Jon Arano.
Oraindik ez dago web-orrian, baina hauxe da helbidea. Uste dut 2001eko
abenduaren hasieran-edo bertan egongo dela: http://www.ostiela.com. Eta bestela, erosi aldizkaria, kopon!
Respecto a la traducción, quiero aclarar unas cuantas cosas:
1.
La foto de
Atxaga no apareció en esta revista, sino en otra entrevista que el diario Deia
publicó en la primavera del 2001. Creo que el autor de la foto es Ruiz de Azua,
pero no lo recuerdo muy bien. Que me perdone...
2.
He dicho
varias veces que no soy traductor, pero cada vez me gusta más esto de pasar al
castellano cosas interesantes que veo por ahí en euskera. Entonces, puede que
haya cosas que no las haya entendido bien o no haya sabido pasarlas debidamente.
Sorry!
3.
En un
momento de la entrevista, Atxaga se refiere al pintor vasco Vicente Ameztoy.
Hay que hablar ya en pasado de él, porque falleció a primeros de noviembre de
2001. ¡Va por él!
4.
La
entrevista es anterior al tristemente ya famoso 11 de septiembre del 2001.
5.
He aquí la
página web de su agente literario, en la que es posible encontrar datos sobre
la biografía de Atxaga, sus obras, etc.: http://wwwa016.infonegocio.com/655/ind-ba-es.html
No nos hemos
documentado aposta, no hemos releído entrevistas porque somos más felices
indocumentados. No vamos a poner aquí su curriculum, porque además no
tendríamos sitio. Sólo decir que es amigo de los catálogos de las pequeñas
verdades y enemigo de las grandes. Sabéis que ha reconocido escribir en un
idioma raro, y que antes tenía dos nombres, a pesar de ser una sola persona,
aunque dudaba si no sería también dos personas... No importa (bueno, tampoco es
eso...) Joxe Irazu, Beñardo Atxaga o Beñaga Atxardo, “Carlos I de España” o
“Carlos V de Alemania” , si es en beneficio de la literatura vasca... Y lo es.
Tampoco quisiéramos llenarnos la boca diciendo cosas
como que es “nuestro escritor más conocido, el más internacional”, etc. Sólo
deciros que seguirá escribiendo con el mismo nombre, por el momento, y que
regresa nuevamente a los Estados Unidos, con toda la familia, a dar clases de
euskera. También nos ha autorizado para que digamos que se va a una gran
universidad de Boston. Aparte del chascarrillo, más de uno se extrañará cuando
oiga el nombre de la famosa universidad, aunque no haya nada de qué extrañarse
con el de Asteasu. Sus trabajos han sido traducidos a una infinitud de idiomas:
el libro “Bederatzi harri, hogeitazazpi hitz” será traducido próximamente al finlandés
y “El hombre solo” al danés, “Dos hermanos” en Inglaterra, “Obabakoak”, por si
fueran pocas las anteriores veintitantas traducciones, ahora en Israel y
Croacia....
Paseando por la zona de Araia (recogiendo hierbas secas;
ya sabéis... los del mundo cultural euskaldun vivimos “como reyes”...), cerca
de su casa de Zalduondo (debe de ser un palacio magnífico) nos topamos con él
de improviso y nos confesó que se quedó dormido encima de su mesa de trabajo a
eso de las 3 de la mañana. En un restaurante chic de Zarautz, cuando nos reunimos
de nuevo frente a sendas copas de coñac, Bernardo Atxaga nos volvió a confesar
que había dormido poco, porque entre las 6 y las 11 había estado peleándose con
su nueva novela. Setristelaviedelartiste. Tercera confesión: Josetxo Irazu
también nos confesó que era supersticioso, por algo que ahora mismo no
recordamos.
Dejando a un lado las bromas, parece que es una persona
que habla mucho consigo misma. Las personas, en nuestra soledad, hablamos con
nosotros mismos y la sabiduría consiste en que cada uno se conozca a sí mismo.
En este sentido, nos hemos encontrado con un pensador empedernido y no
cualquier inttelettual que decimos
los goierritarras despectivamente. ¡Mundial!.
Bernardo Atxaga es el conversador y conferenciante más
extraordinario que jamás nos hemos encontrado, ya que los temas de este gran
comunicador son de todo tipo: política, sociedad, literatura, lengua, selectas referencias
culturales...
OSTIELA!.-
Estás muy callado últimamente...
BERNARDO
ATXAGA.- Ya era hora de callarse, de estar más callado. He andado por ahí
durante años y años, he dado muchas conferencias, he estado en muchos sitios y
es verdad que muchas de las cosas que hago ahora las hago silenciosamente o sin
buscar que tengan mayor trascendencia. Además, es cierto que cada vez salgo
menos de casa. Esperemos que este silencio continúe y sea largo. Tal y como
dice el “Eclesiastés”, creo que hay un tiempo para sembrar y otro para recoger,
para nacer y para morir, para hablar y para callar, para mostrarse en público o
para permanecer escondido. A mí me ha llegado una época en la que, más que
permanecer en silencio, tengo que hablar algo más bajo.
No quisiera callarme cuando ya sea muy viejo, sino ahora
que estoy en forma. Recuerdo como mi madre decía que el gran error del ciclista
Louison Bobet fue que no supo retirarse a tiempo. En este sentido, me gustaría
retirarme, no para dejar de escribir (porque, a fin de cuentas, es algo
consustancial a mí), no para dejar de publicar, sino para esconderme, como un
erizo de un poema mío, en este largo invierno que se avecina, para permanecer
bajo alguna piedra que me dé un buen cobijo...
O!.-
Sin embargo, no hay peligro de que se forme musgo debajo de esa piedra...
B.
A.-
Recuerdo que la primera vez que fui a la Feria de Frankfurt, el viaje fue tan
intenso que a la vuelta tuve una psoriasis
psicosomática, la cual se fue tal y como vino. Creo que en mi vida ha habido
mucha tensión y el peligro no es que se forme musgo en el corazón de la piedra,
sino el de acabar con psoriasis, protejámonos de la psoriasis...
O!.-
¿Ha influido en tu trabajo diario tu participación en la política? ¿Cómo se ha
visto aquí y en Madrid tu posicionamiento con ese manifiesto intelectual a
favor de IU-EB?
B.
A.-
Tengo la impresión de que, desgraciadamente, nuestra forma de pensar no cuenta
con demasiados partidarios ni en el País Vasco ni en Madrid. En este sentido,
en contra de mi voluntad, siempre estoy con las minorías. Últimamente, como es
sabido, con IU-EB. La verdad es que esta situación es peligrosa, porque, en
contra de lo que dijeron los hippies,
lo que mueve el mundo no es el amor (esto lo decía la Reina de “Alicia...” de
Lewis Carroll), sino la ideología. Brevemente, el mundo está lleno de sectarios, de agresividad; una de las cosas que
más de moda está, junto con el sol y la dieta, es tener una excusa para poder
descargar tu agresividad con tu vecino. Mi experiencia, no sé si la de los
demás, es que casi nadie se lleva bien con nadie... Que a nivel ideológico seas
minoría, que tengas un pensamiento raro, eso puede tener mucha trascendencia en
cualquier persona.
De todas formas, parece que en Madrid se han dicho cosas
más gordas sobre mi comportamiento político. Como sabes, muchos escritores de
allí se manifestaron públicamente a favor del pacto PP-PSOE. Además, su
posicionamiento coincidió punto por punto con el que tuvieron los periódicos
más importantes. Si te pones a pensar, es algo grande levantarte un día y comprobar que estás de acuerdo con el poder.
Por eso se meterían conmigo. ¡Son tan simpáticos que no pueden aguantar que
otros escritores carezcan de su suerte!
O!.-
Parece preocuparte la ya quemada situación política vasca, la presión que aquí se
padece. Aprovechando que tú has andado por esos mundos, ¿es para tanto lo que
nos miramos el ombligo....? Como en aquella obra de teatro tuya, Borobila eta puntua, ¿estar dentro o
fuera no será lo mismo....?
B.
A.-
Creo que a estas alturas tenemos ya un gran problema con la idea misma del País
Vasco. Es decir, en tiempos de Franco, en una situación tan clara, era negros
y blancos, porque el fascismo sí
que tuvo esa ventaja: pintó todo de
blanco-y-negro y entonces era muy fácil estar en un lado u otro. En aquella
situación, yo creo que sí había una idea de País Vasco, y no sólo entre los
euskaldunes (vascoparlantes), sino también entre los erdaldunes (no
vascoparlantes) que vivían aquí, porque entre ellos se decía “lan egin por el pais” ("trabajar
por el país"). Creo que hoy, esa creencia, me temo que desgraciadamente,
está en crisis y una parodia de esa crisis son las manifestaciones del día del
Aberri Eguna (Patria Vasca). Digamos
que ahí se concreta este tremendo problema interno. Algo que en su día fue el núcleo de la ideología se ha perdido, se ha
roto.
El mismo Mitxelena decía: “Ser euskaldun, estar a favor del euskera, eso es anterior a cualquier
reflexión”. Ese núcleo, repito, se ha despedazado. Este hecho refleja,
además, que todos los que estaban alrededor de esa idea no iban a por trigo, sino que se querían traer
muchas cosas entre el trigo, que cada
uno tenía sus propios intereses. Supongamos que una persona tiene una
determinada disposición, que es de ese tipo de personas a quienes en todo el mundo
se les llama fanáticos. Pues puede que su vasquidad y la lucha de su alrededor
le venga que ni pintada para su ánimo. Eso lo hemos visto mucho también en la
figura del italiano, del irlandés, del alemán venidos de fuera, porque
fanáticos hay en todas partes. Vienen aquí y deciden meterse en el jaleo.
¿Porque tenían una idea del País Vasco? No, porque su fanatismo necesitaba
alimento tal y como, para decirlo gráficamente, la gente mayor necesita un mal
para amanecer un día más. Como esos mayores que siempre están en el médico
necesitan ese pequeño mal, porque esconde ese Gran Mal (la Muerte) que va
asomándose. Pues aquí, lo mismo.
Creo que ha sucedido eso y que ha sido una desgracia. Yo también quisiera, en el sentido de
Mitxelena, unos mínimos pre-establecidos y decir: “¿qué daño le hace al mundo
el euskera? ¿Qué daño le hace a la gente este modo de vida vasco o esta
característica del País Vasco? Nada. Por tanto, haya ahí un pacto y a partir de
ahí, lo que queramos”. Pero, no ha sucedido esto, porque debajo de la sábana o
de la idea del País Vasco, ha aparecido de todo: integrismo, intolerancia,
incluso pequeños y grandes burgueses. Por tanto, esa gran idea, como todas las
Grandes Ideas, también era una mentira. La lucha a favor de la vasquidad
necesitará de mayores fundamentos a partir de ahora. Tendremos que afinar la
teoría, una buena práctica. Para decirlo de alguna manera, todos deberemos ser
más maduros, porque en este nuestro País Vasco nos comportamos como si fuéramos
más jóvenes de lo que somos: los de 25 años parecen tener 10, mientras que los
de 40 se comportan como los de 25, etc. En general, hay un gran infantilismo en
este mundo.
Por otra parte, con esa idea de País Vasco, está
sucediendo otra cosa no prevista. Desde fuera, debido al bombardeo mediático,
quieren construir un contramito a costa nuestra: los nuevos tridentinos de
Madrid nos quieren convertir en los turcos del siglo XXI. Las absurdas acciones
de ETA les abren el camino y ellos entran de lleno en ese camino y quieren
grabar en nuestras espaldas los peores estigmas. “La escuela vasca es un
seminario de terroristas”, dirán un día a raíz de un informe de la Real
Academia de la Historia. Al día siguiente, sin embargo, cuando la Fundación
Bofill hace público un estudio sobre los libros de historia en euskera, en el
que dicen que los libros son muy buenos y que algunos, como los de Erein, son
maravillosos, entonces, enmudecen: dejemos que la calumnia siga su camino. Por
decirlo de alguna manera, detrás de ese ataque está la ideología clasista de
siempre, el contramito de los primeros tiempos, el del noble vasco; noble sí,
pero también ignorante y burro (“en ciertas jergas de la época de Lope de Vega
al burro se le llamaba vizcaíno”, escribió Caro Baroja * En castellano en el
original). También ahora aparece ese léxico en los insultos dedicados a los
políticos vascos. Basta recordar los dibujos de Peridis: los vascos hablan como
los indios. De todas formas, salvemos a Cervantes de esa tendencia. Porque
parece que Cervantes tenía una muy buena opinión de los vascos y así lo
demuestra en una de sus novelas ejemplares. El pasaje de “El Quijote” en el que
aparece un “vizcaíno” no era más que la utilización de un tópico de la época.
Esto se lo he leído a Yndurain.
Aunque
hayamos visto que se da una imagen insultante del País Vasco, ahí estamos
algunos, sin poder abrazar a esos que dicen amar al País Vasco, porque no
sabemos a quién de ellos abrazar (risas
maliciosas del entrevistado…). Y, por otro lado, frente a esos contramitos
clasistas. Creo que ésta es mi situación y la de otros muchos.
O!.-
¿Existe la verdadera izquierda hoy? ¿Es ésta también otra “Gran Verdad”?
B.
A.-
Creo que, como siempre, no hay izquierda, salvo en algunas actitudes. Hoy en
día no hay una Summa theologica, ya
que los modelos del pasado, como todos sabemos, no valen y, además, aquellos
sueños resultaron ser pesadillas. Estuve en Rusia hace 30 años, más o menos. Lo
que entonces vi fue horrible: los edificios estalinistas de Moscú eran
impresionantes literalmente, parecía que aparecerían los pterodáctilos girando
alrededor de aquellas torres. Y si comprabas algo en aquellas grandes tiendas
de la Plaza Roja, los empleados no sabían hacer bien un paquete, ¡fíjate qué
dejadez, qué poca gana!. Y aquellas grandes filas para ver la estatua de Lenin.
Y luego se ha visto que sí, que era verdaderamente horrible... No hay una Summa
theologica, pero sí que hay unas posturas y también hay ideas que son y que no
son de izquierdas en relación a algunos temas. Por ejemplo, un personaje como
el escritor Pierre Bordieu hablando de la Televisión (o del liberalismo) es,
sin duda, un pensador de izquierdas.
O!.-
Dicen que estás escribiendo una novela “definitiva”. ¿Qué será, sobre qué...?
B.
A.-
Te diré qué es lo que tengo en la cabeza antes de empezar a escribir. Por una
parte, que he llegado muy lejos, porque pronto cumpliré 30 años desde que
empecé a escribir. Además, como tengo muy buena memoria, recuerdo mis
pensamientos de los 20-25-30-35 años sobre el País Vasco, la situación
exterior, la lengua, la Utopía, etc. Y yo creo que a todos, cuando llegamos a
esta edad (45-50), nos estalla algo dentro como si se tratara de un ternero al
que han golpeado con un martillo. Para decirlo de una forma más elegante, se
nos viene abajo todo el conglomerado recibido,
las ideas, los sentimientos... Y creo que ese es un momento decisivo en la
vida de todos nosotros. Es agradable, es un aliciente, por lo menos si no eres
miedoso. Hace falta mucho coraje y, en vez de echarte para atrás y acobardarte,
hay que aceptar esa sensación de flotar que supone el derrumbe de ese ternero,
esa sensación de flotar como los astronautas. La transformación es continua en la vida, pero llega un momento en que
es mucho más violenta. Yo muchas veces les comento a los amigos: “¿Qué tal? Pues yo estoy como un astronauta
ruso perdido en el espacio sideral”.
Pero aunque he pasado una temporada hastiado, diciendo
"¡El País Vasco! ¡Qué asco!", ahora, tras haberlo asimilado, me da
una gran alegría, porque pienso que este
es el momento adecuado para volver a empezar: para la orquesta, la trompeta
no suena bien, el trombón no lleva el ritmo...Y entonces dices "di
cappo", vuelta a empezar, y es muy bonito, porque vuelves a empezar a
pensar en el País Vasco y en lo demás. En esta reflexión tienes una fuerza que
te empuja, ¿una especie de rabia? ¿algo que te permite hablar sin miramientos?
Sin tapujos y también un nuevo entusiasmo. Yo estoy en esta fase ahora.
O!.-
... Pero no me has respondido todavía...
B.
A.-
Eso como introducción. Para dar por terminada esta etapa, me gustaría dejar un
libro como testimonio. Y decir: "Señoras
y señores, así anduve yo. Por este camino, llegué hasta aquí y éste es el libro
que he hecho durante el trayecto”. Y te diré que tendrá dos títulos. Sólo
hablo del segundo, porque el primero no lo puedo decir: "Soinujolearen
semea" ("El hijo del acordeonista"). No sé si se saldrá bien o
mal, pero he estado escribiendo de 6 a 11 de la mañana.
O!.-
¿Cómo va la novela en la que aparecerían Kropotkin, Carlos y los demás? Se dice
que el escritor es un “ingidore” y también hemos pensado si no serás un
bromista, si cuando te preguntan sobre tu próxima novela, no dirás más que una
serie de fabulaciones expresamente inventadas para ello, como Russ Meyer: que
harás una lista de los chicos listos y las chicas guapas de Obaba, etc.
B.
A.-
Una vez le preguntaron a un anarquista la diferencia entre táctica y estrategia
y él respondió: “La táctica consiste en
atacar de frente y la estrategia en hacerlo por detrás”. Por lo tanto, creo que enseño y utilizo mis
estrategias, sin mostrar mis tácticas: por dónde va la parte trasera, pero no
la delantera, porque es difícil. Para escribir bien un libro, tienes que
escribir línea a línea, palabra a palabra, no se trata de escribir una
redacción para el colegio: coger un tema y unas ideas y tirar por ahí. Eso es
realmente fácil en literatura y no merece cansarse mucho para eso. Por eso, yo
no puedo contar concretamente de qué va, pero sí puedo decir que Carlos y Kropotkin
aparecerán en la novela, aunque sea de una forma que yo no pensaba... Aparece
Obaba y casi todos mis sitios, Old Martin de "Dos letters", Nevada,
California... Aparece el hotel de "El hombre solo" y Carlos, en una
nueva situación; también Obaba, aunque no sea la Obaba de Camilo Lizardi, sino
otra más desarrollada.
Cuando llego a un determinado punto, vuelvo a los sitios
de mis anteriores obras e incluso cito palabra a palabra frases de mis libros
anteriores. Pueden aparecer charlas de Gabriel Aresti, tiene una estructura
determinada y tan extensa que incluso podría entrar esta entrevista, podría
tener su sitio en esa estructura. No será una suma de experimentos como en
"Groenlandiako lezioa" ("Lista de locos y otros
alfabetos"). Quiero recoger los restos de todos los experimentos y hacer
un libro clásico en cierto sentido. No puedo decir más.
O!.-
En alguna ocasión has dicho que estás en un buen momento creativo. Haber
superado todas las expectativas, hasta ser el más famoso de los escritores
vascos, es para estar contento... ¿Qué te sugiere todo esto? Dices que estando
sano, no hay miedo al futuro. ¿Cómo estás, feliz?
B.
A.-
Creo que el mayor peligro que tengo es (tal y como dirían esos que van a las
herboristerías) ceder ante toda esa carga
negativa acumulada durante 30 años, porque ya te imaginarás que alguien
como yo, que empezó a escribir cuando tenía 20 años, y después de haber
recorrido el camino que yo he recorrido, pues que ha tenido sus malos momentos,
muchos, en el peor sentido de la palabra. Los chinos dicen que siempre se le da
al clavo que está a la vista. Mucho más en el País Vasco, donde como en todos
los pueblos de funcionarios, se le mira con desconfianza incluso a quien pasea
por la calle con un sombrero, a aquel que se sale de las normas de la calle
mayor. Ante esto, una de las posibilidades, la más lógica, es decir aquello de
Cesare Pavese: “Laborare stanca” (El
trabajo cansa) y su continuación: “Idos
todos a la mierda. Adiós”. Sin embargo, creo que no hay que caer ahí y mi
voluntad me dice que no. ¿Cómo? ¿Ceder por eso? Porque fulano ha lanzado una
calumnia, porque mengano ha difundido una mentira supina, porque éste me ha
dado una patada. ¿Ceder por eso? Si fuera más joven, habría dicho, como los
niños: “¡Les daré una patada!”. Hoy,
como ya no soy tan crío, como estoy más tranquilo, como soy capaz de hacer esta
reflexión y como estoy fuerte, pienso: “¡Que os den! No lograréis cambiarme”.
En cierta ocasión, es una imagen que la tengo presente
siempre, cuando estaba estudiando economía, fuimos a las cuevas de Santimamiñe
(“Egun da Santimamiña”, con motivo de aquella canción de Aresti...). En un
caserío de los alrededores, en un portal, había una fiesta. A cien metros
estaba una anciana en mitad del prado, sentada de espaldas a la casa. Las
chicas de entonces, como las de ahora, preferían a los guapos y no nos elegían
para el baile. Entonces, me dirigí a aquella anciana y le dije : "¿No va a
ir a la fiesta?". Y ella me respondió: “¡No me interesa!". Y siempre
lo he pensado así: ese es el punto. Hoy en día, en ese largo y tortuoso camino,
a menudo en solitario, ha llegado un momento en donde puedo decir "¡no me
interesa!" y seguir a lo mío: "¿Por qué comenzaste a escribir? ¿Por
qué querías hacer esto y lo otro? ¡Pues sigue por ahí!". Como te puedes imaginar, la experiencia en
mi caso es enorme. Yo no puedo ofrecer mucho, pero experiencia tengo para dar y
regalar. Pregúntame qué es dar una charla en inglés, o sobre la Feria de
Frankfurt o festivales poéticos en Italia, y te responderé.
O!.-
Pero volvamos a tus comienzos como escritor. ¿Cuántos años estuviste sin
Seguridad Social? Unos cuantos, ¿no? Con pocos lectores, en una situación
muchísimo peor... ¿Un escritor puede tener accidentes de trabajo...?
B.
A.-
Pues no. Creo que hace falta mucha salud para ser escritor. Dejé el trabajo con
27 años y hasta los 45 no tuve una cierta seguridad. Si me hubiera pasado algo
durante ese tiempo, habría sido terrible. Creo que los dioses les echan una
mano a los que tienen una cierta valentía, porque a mí sí que me han ayudado.
No siempre. Te voy a contar algo que me pasó, nada extraordinario, ya que no
tiene nada de glamouroso. Recuerdo
que en uno de mis peores momentos jugué a la lotería y, mira por dónde, me tocó
el equivalente a tres meses de sueldo de entonces. Para mí fue un respiro
tremendo. Desgraciadamente, esa noche cogí el coche, quizás a mayor velocidad
de la debida y, puede que también en unas condiciones no muy buenas, me pilló
la policía y el dinero de 3 meses se quedó en 15 días... Fue una pequeña
tragedia y un escarmiento. Quiero decirles a los jóvenes escritores que sin
dinero o con poco dinero no se escribe bien, porque tu obsesión y tu primer
pensamiento es conseguir dinero, para pagar el piso, para comer...
O!.-
Nos dijiste una vez que no se les ocurriera a los ociosos vivir de la
literatura. Podrían morir en el intento. ¿Qué le recomendarías a un joven que
quiere ser escritor?
B.
A.-
Hay dos teorías: una, la de Robert Graves: es mejor trabajar en algo que no
tenga nada que ver con la literatura, por ejemplo, limpiando platos en un
hotel, porque si se elige una profesión parecida a la de escritor, por ejemplo
trabajar de periodista, una limita a la otra. La otra teoría, quizás mejor,
dice justo lo contrario: hoy en día muchos escritores pueden tener una columna,
una colaboración radiofónica, alguna traducción, unas cuantas conferencias,
recitales y con eso pueden tirar para adelante. Creo que es mejor la segunda,
porque me he dado cuenta de que en el mundo de la pintura, por ejemplo, los que
se dedican a otros oficios y luego son pintores, normalmente no mejoran su
obra.
O!.-
No como Vicente Ameztoy, por ejemplo...
B.
A.-
Tengo un par de amigos en ese mundo: Ameztoy y Zumeta. Zumeta trabaja muy
deprisa y Vicente despacio, pero los dos están a ello, siempre trabajando, sean
ricos o pobres, haga buen o mal tiempo. Como yo. Por otra parte, los disidentes
vascos, aquellos que no estamos con la Euskadi Oficial ni tampoco con la
Antioficial oficial, formamos un grupo numeroso, integrado por músicos,
traductores...
O!.-
El tema cuasi-monográfico de este número es el de las revistas literarias. Has
estado en “Euskadi Sioux”, “Ustela”, “Pott”, “Garziarena” y alguna más, donde
te dedicaste primeramente a la creación, con manifiestos y demás. Desde la distancia,
¿fueron tentaderos, antecedentes de la mejora de la literatura actual? ¿Somos
porque fueron?
B.
A.-
Sí, sin ninguna duda. Un marchante del mundo del arte llamado Kahnweiler
impulsó el cubismo y todas aquellas vanguardias (puso a trabajar a Picasso,
Braque, Kokoschka, Picabia, Miró... etc., artistas rompedores que surgieron en
torno al año 1910). En sus memorias hace una reflexión que me parece decisiva: al principio, cuando el artista está sin
hacer y no tiene experiencia, es necesario el apoyo mutuo, el grupo es
fundamental. ¿Cuándo se vio eso? Después de la guerra. Vino la guerra de
1914, se disolvió el Grupo de París, cada uno por su lado, unos murieron, otros
partieron al destierro, otros heridos en los hospitales y ¿qué pasó? Pues que
las vanguardias que continuaron en París, retrocedieron. Entonces le preguntó a
Picasso: “¿Por qué hemos retrocedido a la
pintura que se hacía a finales del XIX?”. Y le respondieron tanto Picasso
como Braque: “¡Miedo! Estamos solos, uno
por aquí, otro por allí y a nuestro alrededor ese mmmuuunnndddooo
vvviiieeejjjooo, eeessseee mmmuuunnndddooo vvviiieeejjjooo y
sssaaalllvvvaaajjjeee de sssiiieeemmmppprreee” (Atxaga pone cara de asco al
decir estas palabras). En tal situación, sin protección, el pintor se
acobarda y recula, se le acaba la valentía.
En el mundo literario, el amparo se logra mediante las
revistas literarias, cada uno en su grupo y con sus revistas y mirando hacia
delante. Tal y como están las cosas, no se puede decir que un periódico pueda hacer
ese trabajo. Puede dar trabajo a los escritores, puede darles la oportunidad de
publicar, pero no amparo, ni Concepto, ni algo tan necesario para escribir como
es la Teoría. El artista hace la Teoría en grupo. En las revistas literarias.
O!.-
Y vosotros, Sarri y compañía, sí que tuvisteis eso en aquel “Pott” ecléctico...
B.
A.-
Sin duda. Cuando nos reuníamos en Bilbao, en aquella preciosa cafetería que
había en el Arriaga (esa dichosa cafetería enterrada bajo las gradas de mármol
y la programación artística del Ayuntamiento), la gente hablaba de otro modo.
Así, Iturralde traía, por ejemplo, una referencia de la novela negra americana
y su valoración, Juaristi traía la misma valoración de ahora: qué aldeanos son
los vascos y qué magníficos poetas los de Toledo... (pero esto también era
estimulante, porque teníamos que pensar sobre ello). Ruper Ordorika nos contaba
no sé qué de un nuevo movimiento musical, por ejemplo, sobre Linton Kwesi
Johnson y los jamaicanos... Entonces, el grupo te ayuda a concretar el concepto
teórico. Es algo muy importante, porque sin concepto no hay ni literatura ni
nada. Bueno, puedes leer los periódicos. O ver la televisión, sobre todo en
verano. O puedes ir a los actos artísticos programados por los Ayuntamientos.
Para eso no hace falta ninguna teoría del otro mundo.
O!.-
Antes estaban “Ustela” y “Pott”. Hoy, “Ostiela” y “Putz”. ETB1/ETB2. ¿Aquí
siempre "uno se divide en dos"? ¿Todos queremos ser líderes? ¿Es éste
un Pueblo de Líderes?
B.
A.-
Está bien, sí. Tengo que pensar sobre eso. Abreviando, creo que tenemos muy
poco poderío cultural, por lo menos si entendemos la cultura en un sentido
sofisticado (sabemos que aquí hay una gran cultura, de base, y que la gente
cocina muy bien, que las fiestas se organizan muy bien, que hay un sentido
comunitario y que esas cosas son muy hermosas; no les quito nada). Pero si
miramos al arte y a las letras, este pueblo es del montón. A veces escucho de
todo, voy cambiando de emisoras, y parece que hay mucha gente que se dedica a
echar flores diciendo que aquí se puede hacer una especie de “Greenwich
Village” o una Atenas, que somos la leche. Pues, creo que no. Nuestra capacidad
cultural es muy pequeña. No puede ser de otro modo con esta lamentable
situación política y nuestra tradición cultural. Entra a las casas, mira
cuántos libros, discos y vídeos hay. Muy poca cosa. Pregunta a los que van a
misa, cuál es el salmo que más les gusta. Te miraran como las vacas al tren.
No, no somos tan buenos.
O!.-
Sin embargo, has reconocido que la literatura vasca ha perdido un poco de la
(supuesta) brillantez que tuvo en su tiempo. ¿Qué pasa? Muchos vascoparlantes
te leen en castellano. Salvo los estudiantes y los funcionarios, ¿nadie
lee/escribe aquí? ¿Es el fracaso de más de 30 años de ikastolas? ¿Mentiras de
patrioterismo vasco...?
B.
A.-
Creo que entonces la cultura vasca se veía y se sentía como algo necesario en
sí misma. Había una necesidad de leer buenos libros escritos en euskera, de un
modo directo. Quiero decir: el bolígrafo sirve para escribir y el pañuelo para
sonarse los mocos y ahí se decide el valor del pañuelo, del bolígrafo y del
libro. ¿Qué está pasando aquí? Todo se
saca de quicio rápidamente y, de repente, el bolígrafo, el libro o el pañuelo
se convierten en símbolo de otra cosa. Pierden su valor pragmático, el único
valor que merece ese nombre cara a la venta, igual que un pañuelo pierde su
valor práctico cuando se llena de colores y se convierte en bandera. Eso es
lo que está pasando o lo que yo intuyo, por lo menos.
Cuando voy a Durango y recuerdo qué gente y en qué
andaba antes por allí y las alegrías que se llevaban. Entonces, lo comparo con
la gente de ahora: qué tipo de gente, a qué van allí y toda el rollo que hay
alrededor de eso. ¡Eso no merece otro nombre! ¡Ese ro-llo tri-un-fa-lis-ta!,
¡Esa men-ti-ra!, porque la Feria de
Durango, al igual que la Korrika y las fiestas de las Ikastolas, se está
convirtiendo no en una respuesta dada a una necesidad, no en la ceremonia
principal que aquellos que quieren o necesitan leer en euskera le piden a la
institución cultural (a la maquinaria que hace libros, revistas, etc.), sino
que pienso que ese tipo de gente que tenemos hoy en día dice: “Tenemos símbolos
pequeños como, por ejemplo, nuestra pequeña ikurriña para que cuando vamos al
campamento de verano la pongamos encima de la puerta y podamos mostrar que
somos vascos”, pero también necesitamos grandes símbolos como la Korrika,
Durango, Nafarroa Oinez, etc... Todos los años, cuando termina la Feria de
Durango y nos dicen que “ha sido el 25º Año Triunfal”, nos vamos tranquilos a
la cama y empezamos a pensar en nuestras cosas y hasta la próxima... Eso es lo
que está pasando o por lo menos así lo veo yo. También es verdad que en esto
también me siento bastante solo, porque ningún escritor dice nada sobre lo de
Durango. Hablo yo y los habitantes de Durango pensarán que tengo algo contra
ellos. Pero no es eso.
Me preocupa que podamos estar ante un problema muy serio
en el corazón mismo de la cultura vasca. El euskaltzale (amante del euskera y
de la cultura vasca) no puede mirar para otro lado. ¿Nadie ha leído los
estudios que están haciendo Olaziregi y otros? Yo sí y lo que aparece ahí da
miedo. Por ejemplo, se ve que entre los libros comprados voluntariamente por la
gente joven, hace unos años, de cada 10 libros 8 eran en euskera y hoy en día
son solamente 2 o 3. ¿Y qué pasó con los libros traducidos de la colección
“Pentsamendu Unibertsala” (Pensamiento Universal)? Ahí están Montaigne y sus
amigos cogiendo polvo en las estanterías, nacieron muertos, porque la sociedad
vasca fue incapaz de tragarse cinco ejemplares de los grandes pensadores. ¿Y
con las traducciones de la Literatura Universal? ¿Y con los demás libros, con
los libros de los autores autóctonos? Me parece que la institución cultural
está muy grave, aunque no desde el punto de vista económico, tal y como sucede
con el propio euskera, porque los amigos de los símbolos aquí también son
capaces de dar dinero (algo que hay que valorar positivamente, por otra parte).
La institución cultural anda mal a la hora de desarrollar su trabajo. No tiene
capacidad de influir en la realidad. ¿Te das cuenta qué pocas citas se hacen en
el País Vasco? La gente habla aquí y
allá y dice “yo creo”, “yo pienso”, y nunca “tal y como dijo nuestro Axular”.
Es un síntoma. En una sociedad sin libros, se imponen los tópicos y el rollo
más amorfo. Y los programas de televisión, por supuesto.
Ah, se me olvidaba citar otra característica de esta
grave situación: la de la valoración. ¿Te has dado cuenta de que mucha gente, la
gente no vascoparlante del País Vasco, ha cambiado? Ya no es la misma. Antes,
el euskera les parecía un mundo, un universo, algo que estaba ahí,
cuasi-fantasmal si lo prefieres, pero le daban un valor. No tenían mas remedio
que darle un valor. Hoy, ese universo vasco se está convirtiendo en un barrio
pequeño de otro universo más grande. Quiero decir que antes, en Vitoria, el
mundo vasco estaba “en todas partes y en ninguna”, no aparte sino mezclado,
infiltrado. Hoy, tomando como ejemplo las fiestas de Vitoria, la cultura vasca
es algo que está en la Plaza del Machete: el cambio de espacio señala un cambio
de mentalidad. Hay unas personas que dicen: “no tengo por qué preocuparme más
del mundo vasco. Que se reúnan en la Plaza del Machete y que nos dejen en paz”.
Y en esa paz, las cosas verdaderamente importantes estarán en los sitios
importantes de la ciudad. Así, “Azúcar Moreno” cantará en la Plaza Nueva. Otro
ejemplo, éste de Bilbao: me viene una persona que trabaja en cuestiones
culturales en ese ayuntamiento y me dice que “van a organizar una semana de la
poesía en la Biblioteca Bidebarrieta, una semana de gran nivel y que el primer
día estará José Hierro y que quieren dedicar un día a la poesía en euskera”.
¡No pude creerme lo que me decía, porque el desprecio era tan notorio! ¡Tener
que oír semejante cosa en Bilbao! ¡De boca de un responsable de un ayuntamiento
en el que gobiernan las “fuerzas políticas vascas”! Le respondí, más o menos: “Tú te crees que Hierro tiene un gran valor,
como para dedicarle un día a él solo y no, pongamos por caso, a los ‘Poetas de
los alrededores de Aranjuez’. Sin embargo, quieres meter a alguien como Lete u
a otros poetas de aquí, el mismo Izagirre, en un día dedicado a la ‘poesía
vasca’”. Para ti, todos los poetas vascos no igualan el valor de Hierro. Pues
yo te digo que muchos poetas vascos, los citados y algunos más, no le tienen
ninguna envidia a Hierro”. Fue un momento desagradable. Hace 25 años oía
mucho este tipo de comentarios, ¡pero después de recorrer este camino! Además,
esos programadores culturales, que utilizan el dinero público, ¿por qué son
unos amateurs tan mediocres? Un verdadero amateur no aceptaría ninguna
valoración previa. Facilitaría una relación entre el poeta y el público, y a
partir de ahí que decida la lectura. Bien sea un poeta veterano como Hierro,
bien sea un joven como Padrón, que decida la lectura. Pero no, la mayoría de los programadores culturales
siguen el rastro dejado por los poderes mediáticos. Además, son unos recién
llegados y no tienen ninguna personalidad. No pueden tenerla por su poca
experiencia y por haber surgido en el ambiente en el que han surgido. El
ambiente está lleno de conversos y papanatas. ¡Eran tan “nuestros”
algunos hasta que vieron los salones isabelinos de Madrid! ¡Los vieron y,
señor, qué cambio! Oyen hoy la palabra “txistulari” y tuercen el morro, como si
alguien les hubiera dado con una boñiga en la cabeza. ¡No hay nada que me
deprima más! ¡Qué gente más superficial! En su caso, se puede decir con toda
exactitud que su ideología era como una chaqueta. Una chaqueta reversible, por
supuesto.
O!.-
Al final, el libro puede convertirse en un pañuelo o valle de lágrimas...
B.
A.-
Es igual. Con los símbolos no se hace una cultura. Se puede hacer, si quieres,
una comunidad como ponen las estrellas y demás en el último pueblo de Wisconsin
o Washington y eso une a la comunidad de los EEUU. Puedes conseguir lo mismo
aquí, una cierta unidad con esos símbolos. ¿Una cultura? ¡Ni pensarlo!
O!.-
Alguna vez dijiste que “ser euskaldun es hacer un esfuerzo añadido" y
también recuerdo tu clasificación de euskaldunes en "patéticos, simpáticos
y antipáticos". Imagino que últimamente habrás hecho más reflexiones en
este sentido... ¿Qué te dice la palabra “euskaldun” hoy? (Hablo de los
euskaldunes verdaderos, de los realeuskaldunes).
B.
A.-
En la revista “Garziarena” quisimos diferenciar entre euskaldunes y
“realeuskaldunes”. Creo que los euskaldunes, según propia confesión y teniendo
en cuenta que el 70 % miente, no seremos más de 400.000, menos de la mitad de
lo que se dice. ¿Quién es el realeuskaldun? Cualquiera que es capaz de hablar
seguido 5 minutos en euskera, capaz de escribir una carta... Los realeuskaldunes,
según mis cálculos, seremos unos 100.000. Por tanto, hay que pensar todo el
trabajo cultural teniendo en cuenta esa base, no pensar que trabajas para
700.000, porque eso supone adentrarse en las teorías de esos amantes de la
simbología y es una locura.
O!.-
Ahora que la inmigración se nos “viene encima”, ¿nos conviene aprender árabe?
B.
A.-
Si viviéramos en una verdadera sociedad progresista, en los colegios poco a
poco debería darse la cultura de los pueblos árabes y de otros muchos pueblos
de África. Es decir, debería "darse información sobre esos pueblos que van
a venir aquí". Si no lo conoces, no
lo quieres. Ésta es una gran verdad. Hablando en serio, lo primero que
tenemos que hacer con los inmigrantes es saber su nombre. Si sabemos su
apellido, mucho mejor. Y no decir "negro". A partir de ahí, si
supiéramos más acerca de su cultura (no vendría mal un pequeño libro al
respecto), mucho mejor. Pero no sabemos si vivimos en una sociedad progresista.
¡¡¡Como vivimos en el Pueblo del Único Problema...!!! No sabemos nada sobre lo
demás. Puede que Sean Progresistas Los Que Entren Ahora en Educación, je, je...
Ahí es donde se ve eso y de ahí las tendencias
izquierdistas que mencionaba antes, etc. No tengo una Teoría de la Izquierda,
pero sé que, desde una sensibilidad de izquierdas, hay que darle una buena
acogida a ese inmigrante. Hay un gran trecho desde largar cualquier tópico a
saber algo de su cultura. Ahí tienes el caso de Mohamed Chukri. Su vida es
horrible: marginado desde niño, desertor del Ejército español, pasos por la
cárcel, léete “El pan desnudo”... Le conozco y estuvimos juntos un par de días.
Si escuchas a este hombre, lees su libro y entiendes muchas cosas, porque te
das cuenta qué es ser pobre, qué pobre es esa gente y, sin embargo, ves qué
voluntad tenía Chukri para ser escritor. Por otro lado, tuvo mucha suerte de estar
en Tánger y de conocer a Genet (enterrado en Larache), Moravia, Burroughs,
Beckett, Bowles (a quien Ameztoy conoció personalmente)... Bowles fue quien
primero tradujo a Chukri al inglés. Es un libro duro, léetelo... Después, si
viene a tu colegio alguien de Tánger o un berebere, porque él es berebere, le
mirarás con otro cariño...
O!.-
Volvemos para atrás, volvemos a ti. Parece que la gente, en general, ha
aceptado que tu esfuerzo ha sido continuado ¿No? ¿O no se tienen en cuenta las
penas, las fatigas y los esfuerzos de los demás, porque "los demás lo
tienen más fácil"...?
B.
A.-
Creo que no se tiene en cuenta el trabajo del vecino. En mi pueblo se dice
“auzoko aldapa beti arina” ("la cuesta vecina, siempre fácil"). Si un
escritor pretende que su trabajo y su esfuerzo sean aceptados, lo lleva claro.
Eso sería, en una imagen de Thomas Berger, como echar dinero en las máquinas
tragaperras. Pedirás ese reconocimiento 100 veces y te lo darán una, tendrás
premio una sola vez y 99 veces te lo negarán o peor. Por tanto, no creo que
haya que tener esperanza, en general. También aquí nuestro camino es en
solitario. También diré que, sólo por aligerar esa visión, pues no soy
pesimista, cuando te haces con un nombre, consigues 100 amigos que están por
ahí, que te valoran, que son de los tuyos, que te empujan. Ese es el tesoro del
escritor.
Te voy a contar algo que me pasó y que tiene que ver con
esto de las críticas. Hace unos cinco años, fui a Arrasate (Mondragón) y
estaban repartiendo unos papeles a favor de-no-sé-qué. Compré uno y la mujer
que me lo vendió (no sé si tenía cara de sufrimiento o de fanatismo, no sé cómo
decirlo), me echó en cara: "¡Con
todo el dinero que tú tendrás...!”. No tuve opción de contestarle nada (me
dio la patada y se fue), pero si la hubiera tenido, le habría dicho: "Pues
mira cómo son las cosas. Si tú me hubieras dicho algo hace 20 años, cuando se
reían de mí porque dejé el trabajo, etc., entonces, te aceptaría la crítica que
me haces ahora. Pero ahora, tal y como dice un aforismo (“sekula ez da onartu
behar kritika txarrik sekula kritika onik egingo ez lizukeen horrengandik”; es
decir, "jamás aceptes una mala crítica de alguien incapaz de hacerte una
buena"), no la tengo en cuenta. No me pongo ni a pensar en ello. Y esa es
mi norma: críticas como esa, me entran por un oído y me salen por el otro.
Porque todas las críticas son buenas, a favor o en contra, pero si el autor
tiene otro espíritu, si tiene una simpatía hacia ti.
O!.-
De todas formas, desde que Pako Aristi te criticara -que eras una antena
parabólica, que tapabas a los demás escritores...-, ahora apenas se te critica
y todos los escritores quieren ver su obra traducida... Eso sí, creemos haber
oído una crítica: dices que cortas y pegas del euskera al castellano y
viceversa, dependiendo de la última palabra, del tono o del tempo, pero dicen
que, aunque escribas primero en euskera, intentas no hacer juegos de palabras
intraducibles, porque luego tienes que hacer la traducción al castellano y de
aquí se traduce a otros idiomas y ahí está tu verdadero mercado... ¿Qué tienes
que decir sobre esto?
B.
A.-
En primer lugar, está bien que me recuerdes lo que dijo Pako Aristi,
porque creo que lo que él dijo era
legítimo y sincero. El escritor debe pelear para que se acepte su valor y es
legítimo quejarse del escritor que tienes delante “quitándote juego”. Por eso,
aquel artículo de Aristi era realmente para reflexionar y creo que ahora y
dentro de unos años, Aristi tendrá la oportunidad de escribir lo contrario,
porque últimamente, y lo sabe quien tiene que saberlo, he repartido mucho juego
por ahí. Creo que he puesto empeño en ello y puede que gracias a aquel artículo
y unos cuantos comentarios más, me pusiera en guardia. Porque puede que yo
también estuviera hasta entonces muy cómodo, pero llevo algún tiempo
esforzándome en sentido contrario. Hace poco estuve en la Feria del Libro de
Praga y una revista literaria de Chequia ("Host") acaba de publicar
un número extra sobre la literatura vasca. No ha sido mérito mío, porque el
"fáctotum" ha sido un traductor, un hombre de la cultura de aquel
país, Ludek Janda, y no habría sido un extra tan bueno ni tan completo si no
hubiera tomado parte Mari Jose Olaziregi. Pero yo he aportado lo mío, sin duda.
No he querido ser una antena parabólica... Digo todo esto para enviarle un
mensaje a Pako Aristi, para decirle que tuve en cuenta su artículo, aunque no
estuviera de acuerdo en todo, pero que lo tuve en cuenta y que lo he intentado,
en el caso citado y en otros más. En este sentido, me tomo bien las críticas.
Sin embargo, la segunda crítica, para decirlo en pocas
palabras, me parece u-na pa-ta-da de gen-te fan-fa-rro-na. Después de
"Obabakoak", se extendió el rumor de que escribía en castellano.
Recuerdo que me escribió un lector de Granada: “Me encontré con unos vascos que
estaban haciendo turismo y me dijeron que primero escribías en español y luego
para guardar las apariencias lo traducías al vasco” (en castellano en el
original). Así es como andan por ahí algunos turistas vascos, extendiendo
la mierda. Vete tú a saber cuantas veces habrán contado el cuento de Granada.
También recuerdo que le llamaron a un amigo mío de una revista que no recuerdo
y le preguntaron: "¿Es cierto que Atxaga escribió primero en castellano
‘Behi euskaldun baten memoriak’ (`Memorias de una vaca')? Quizás el preguntador no sabía que mi amigo forma
parte de ese club de los 100 que he citado antes y éste le respondió: "De
ninguna manera. He visto el manuscrito (porque es un libro escrito a mano) y
primero lo escribió en euskera". ¡Y ahí se terminó el deseo del preguntador aquel, ahhhhhhh! Como diría
Campoamor, ga-nas de a-flo-jar-se el cin-tu-rón y poder echarme encima todas
sus mierdas (Atxaga se ríe maliciosamente).
Pues hay que aguantarse o ir al baño directamente. También han enviado anónimos
a las editoriales diciendo que mi euskera es despreciable y que no se
introduzca el libro en el circuito de los libros escolares, etc., etc. Creo que
hay que decirle a esta gente: “¡Menos
chorradas! ¡Ocúpate menos del vecino y dedícate a tus cosas! Porque yo no tengo
que avergonzarme ante nadie, es mi euskera”. Te pones a pensar y ¡vaya
morro! ¡Qué gente tan fanfarrona! ¿Quién es ese Dios para pedirme cuentas a mí?
Si me lo preguntaran en un bar y yo fuera más joven, pues lo que he dicho
antes, primero le daría una patada. Hoy, le diría: iLárgate, fanfarrón!
O!.-
Bernardo, ¿se te ha pasado la tentación de poner tu verdadero nombre, Joxe
Irazu, en la portada de los libros y de volver a empezar?
B.
A.-
Tengo posibilidades de volver a empezar, porque todavía ando bien de salud.
Pero mis amigos me dicen que sería demasiado lioso y que sería mejor publicar
el libro citado y luego... De todas
formas, siempre tengo un libro de Dante en la mesilla de noche. No es la
"Divina Comedia" sino “Vita Nuova”. Si quieres que te diga la verdad,
me encantaría empezar una nueva vida.
O!.-
“¿Cómo traspasar las telas de araña que suponen los idiomas?”, te preguntabas
en una de tus últimas conferencias. Y tu respuesta: "Volviendo a la
sobriedad del idioma". ¿Cómo traspasar las telas de araña del oficio de
escribir / vivir, las de la información y de las reglas?
B.
A.-
Sucede que cada vez veo la escritura más como una lista de acciones pequeñas y
diferentes y no como una única acción. El texto es un Misterio para mí: por qué
el más ligero cambio modifica todo, cómo cambiar una sola palabra puede ser
decisivo en un texto de una hoja y obliga al autor a comenzar de nuevo, cómo
una línea puede, de repente, romper un cuento entero. Con esto quiero decir que
la definición de texto que utilizo para mí es: "algo que se mueve por
nada". Por tanto, los problemas del idioma, de la vida, las reflexiones
pueden tener influencia en ese pequeño acto literario. Por eso, hay que pelear
línea a línea, palabra a palabra; hay que plantar batalla en todas las
trincheras y así se hace normalmente. La situación general del euskera también
tiene su incidencia. Hay un tipo de gente que escribe en euskera a quien le
gusta jugar a "cocinitas": “-No
vamos a decir ‘pelota partidua’, porque estamos jugando a cocinitas en la plaza
y hoy me apetece decir ‘partida’. –¡Aaah! ¡¡¡Qué bonito!!! Además, a partir de
ahora (sólo hasta el próximo juego) no diremos 'John Wayneren sonbreirua' sino
‘John Wayneren kapela’. ¿Y si en vez de decir ‘plaza’ dijéramos ‘enparantza’?
¿Y si en vez de ‘jostatzen’ dijéramos ‘yostatzen’? Sí, sí, ¡qué bien, qué
diver!”.
Por tanto, tenemos gente a la que le gusta jugar a los
"idiomitas" (como también hay otros a quienes les gusta jugar a los
"aberritxos”, a las "patrias"). Y eso me resulta muy fuerte,
nefasto, vomitivo, deplorable diría Piarres Lafitte. ¡Que no-sé-quién ha
decidido que hay que decir ‘partida’, absurdo, pero adelante! Al día siguiente
en el periódico de esos otros euskaldunes partida
arriba, partida abajo. Se puso
“kanta”, que no se dice en ninguna parte, y se marginaron las dos que se
utilizaban “kantua” y “abestia” (como decía Ruper, la más aceptada de todas las
palabras que inventó Sabino, la más extendida, la más práctica...). Hay una frase de Baudelaire que, si la
aplicas a este pueblo, es durísima: "La gente que utiliza continuamente
términos militares, la que tiene un léxico militar (ataque, traición, etc.), no
demuestra con eso su ansia de pelea, sino su tendencia a la sumisión”. Y no hay
cosa más sumisa que el rebaño vasco.
Dice el campanero al atardecer “¡ton!” y al día siguiente dicen los de Euskadi
Irratia “¡ton!”. Si toca “¡tan!”, dicen “¡tan!”. Luego, hay otra cosa muy
bonita: hay guipuzcoanos prototípicos, que meten muchas
"guipuzcoanadas" al hablar en Euskadi Irratia, y luego dicen
"yosi", como si eso fuera suficiente para respetar a los euskaldunes
periféricos. Y me digo para mí: ¡Joder,
estos no tienen otro quehacer! Si todos estamos a eso, a las cocinitas, a los
idiomitas o a las patrias, y si el quehacer más importante de hoy es decir
'yosi', 'yaya' o 'yaio'. Si tienes que pensar: "ahora tengo que decir
yosi”. ¡Jope, no es correcto! Volviendo
a la enfermedad del País Vasco, eso es una infantilada, es cosa de críos. Recientemente se ha publicado un
estudio que dice que una persona no puede estar pensando en dos cosas al mismo
tiempo y que por eso es tan peligroso conducir y hablar por teléfono móvil.
Cabe decir lo mismo de aquellos que están mirando a su habla. Aquel a quien le
sale decir por costumbre "josi" y está pensando que tiene que decir
"yosi", no puede pensar en nada más. Si está haciendo una entrevista
en la radio, no pensará en la entrevista.
"Sólo sobreviven los aspectos más amorfos de la comunicación” (en
castellano en el original) decía un teórico sobre las lenguas artificiales.
Con estos juguetones tenemos el mismo
peligro. Además, y paradójicamente, se trabaja muy poco los problemas de base.
Uno de los problemas es el de la traducción
de frases. No me refiero a quien tiene que traducir a Pavese (los
traductores literarios están haciendo un gran trabajo en el País Vasco), sino
para quien tiene que dar un mensaje en la playa de Zarautz, pongamos por caso
(“Esperando que ustedes hayan pasado un día agradable, nos despedimos hasta mañana”).
Bueno, pues parece que nadie es capaz de utilizar la técnica más sencilla para
hacer bien ese trabajo y pensar: "¿cómo diría esta frase mi tío Isidro,
tan euskaldun él?". Es decir, analizando el camino existente entre la
realidad y la frase a través de una persona. Por el contrario, se hace una
traducción totalmente lingüística, siempre del castellano al euskera, sin tener
en cuenta el contexto y demás, y se convierte en un trabajo complicado lo que
de por sí es algo sencillo. Vete a Zarautz y escucha los mensajes de la playa:
"Ondo igaroko zenutela espero dugu eta agur esaten dizuegu”... o algo
parecido. Si el traductor de frases hubiera pensado en su tío Isidro, diría:
“Ondo pasako zenutelakoan, agur eta bihar arte”. El daño que están haciendo los
traductores de frases es tremendo. El periódico de esos otros euskaldunes
también es muy estricto con términos como "partida" y semejantes,
pero luego hace unos calcos del castellano que son la leche. Ahí también están
trabajando los traductores de frases.
Recientemente, he recibido a través de la editorial un
e-mail de una mujer vasca que vive en Inglaterra y ella me trasladaba la
pregunta de un canadiense. Y me dice que ese canadiense está aprendiendo
euskera y que se ha sorprendido de ver en la nueva edición de
"Obabakoak", "edición actualizada" y quería saber qué
quiere decir eso. Cuando le cuento a esta mujer lo que sucede aquí, como
aquellos que no tienen nada que hacer están jugando a "cocinitas",
"idiomitas" y "diccionaritos", y como nos ponen entre la
espada y la pared, porque no hay que poner "ohizko" sino
"ohiko" (tú pones "ohizko" y parece que te quieres dar
importancia)... Son cosas muy raras, es una situación que se le hace muy
extraña a la gente de fuera. Quiero hacer una propuesta a cualquier grupo de
teatro: por qué no hacemos una versión de “Burges txikien ezteiak” de Bertold
Brecht, añadiéndole teletipos de agencias en las que se va informando de
noticias sobre el euskera. Entonces, algunas escenas serían más o menos así: “-Ba, lehengo udan izan nintzen kanpamentu
batean”; entonces, trrrrr... se leería un teletipo en off: “- Perdona, empieza de nuevo, porque hay un
cambio de última hora, ya no se dice ‘kanpamendu’, sino “kan-pa-men-tu’”. Y
así continuamente.
A veces les pregunto a quienes tienen más información
que yo y me señalan a Euskaltzaindia y unas cuantas personas entendidas. Pero
no creo que sea así. Aquí también la culpa es compartida por toda la sociedad.
O no somos culpables, porque es una fatalidad lo que sucede, porque son los defectos
de todos los idiomas minoritarios. Sospecho que en el fondo de todo está la
estatalización del País Vasco, porque Euskal Herria o Euskadi no será un
Estado, pero tiene los poderes de un Estado y entre esos poderes está la
Educación, pues es el Gobierno quien decide el euskera que hay que utilizar, él
puede elegir cuál se utilizará en las radios y en la televisión. Esos serán los
dos pilares de nuestra situación. Y el más firme de los dos es la educación. El
quid de la cuestión son un montón de estudiantes y profesores. Si algún día se
analizara qué se hace con los "euskaldun berris" (nuevos
vascoparlantes), cómo se les tortura.
Además, cuando se ve qué habilidad lingüística tienen esos torturadores; por ejemplo, basta con ver cómo están redactadas las
cartas donde notifican las nuevas normas (he visto un par y estaban muy mal
escritas), pues, analizando a los autores de esas cartas con sus mismos
criterios, estarían suspendidos... ¡Qué pasada es ésta! Creo que somos muchos
en contra de esas reglas. ¡Qué tiranía! No digo que no deba haber un modus operandi, pero se nos hace muy
duro. Algún partido debería tomar cartas en el asunto.
Si no hubiera un rebaño vasco (ba, be), no habría
problemas, porque entonces sería sólo una lucha entre instituciones, una contra
la otra.
No me cabe ninguna duda de que en el fondo está ese
espíritu de rebaño. ¡Si no fuéramos tan sumisos! ¡Si no fuéramos tan dóciles!
La película que Sota dedicó a Remigio Mendiburu se llamaba
"Nortasuna" ("Personalidad") y hablaba de la personalidad
del País Vasco. Puede que sí la tenga el País Vasco, pero no los vascos
individualmente. A veces pienso si no
tendremos un "espíritu de retaguardia", como si viviéramos detrás del
frente, detrás de la violencia, si no cambiará todo cuando la situación vuelva
a la normalidad y entonces aparecerán por doquier personalidades, críticos,
etc. No somos más que deudores de la tradición “euskaldun fededun” ("vasco
creyente"). Desde mi punto de vista, lo peor de todo es que como
escritor tengo que estar ahí, quiera o no quiera. Utilizo el euskera y entonces
estoy unido a todos los que utilizan el euskera. Y, en cierto sentido, estoy a
su merced. Lo que decía Auden: “Trabajamos con un material que es de todos”. Y
el euskera también es de todos. Cuando me dicen que no debo escribir mi
"ohizkoa" de siempre y debo poner “ohikoa”, o cuando veo que mi
"hibaiak" de la juventud ha perdido la hache, al igual que mi
“hilargi”, me cabreo, pero el funcionario malicioso sonríe: sabe que tengo que
ceder...
O!.-
¿Un último comentario, Bernardo...?
B.
A.-
Para decirlo con pocas palabras, diría que la situación de la cultura vasca es
difícil, pero que todavía no es desesperada. Es cierto que nuestros aniñados y juguetones compañeros aportarán poco; cierto que el extremismo
político nos hará daño y que los anti-euskaldunes y los numerosos conversos minusvalorarán lo que hagamos
y se esforzarán en ensuciar nuestro buen nombre. Pero también es verdad que
estos últimos treinta años ha surgido un grupo compacto de realeuskaldunes y que los euskaldun berris o berrituas (nuevos o
renovados vascoparlantes) han modernizado el ambiente vasco. Cuándo se ha visto
en el País Vasco tantos científicos, historiadores, artistas, traductores
trabajando tan bien en euskera. Jamás. En este sentido, aquella pregunta que me hacía yo en un artículo hace 20 años (¿Es un
simulacro la cultura vasca?) ya tiene respuesta: no, no es un simulacro. Es una
realidad, aunque la situación no permita que esa realidad se organice
debidamente: los foros, revistas, estudios, simposios, etc. necesarios para
eso, deberán esperar. Menos mal que nos quedan foros como el de OSTIELA!. Antes me has preguntado qué
función puede tener una revista como la vuestra. Pues ya ves que es muy
necesaria. ¿Dónde se puede hacer crítica? ¿Dónde hablar con toda libertad? ¿En
las revistas financiadas por los ayuntamientos? ¿En ese periódico ultraortodoxo
de esos otros euskaldunes? ¿En los periódicos que desprecian al País Vasco?
Además, este tipo de revistas pueden hacer cosas que no puede permitirse nadie
más: publicar una entrevista de diez páginas. Es de agradecer eso en una época
en la que el propio tamaño de las entrevistas, de los artículos, etc. es una
expresión ideológica.<
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