Negocio redondo

 

"El que no se atreve a ser inteligente, se hace político"

(Enrique Jardiel Poncela)

 

Llueve en Madrid y, la verdad, el día no es sólo gris en lo meteorológico. Un crítico indeciso, melancólico, casi abatido, resulta tan vulnerable como un ministro improvisando en medio de una conferencia. Y aquí, en un salón tomado por el silencio y la apatía, me cuesta enfrentarme a la soledad del escritor de fondo. Enciendo el televisor, pero en apenas unos segundos decido apagarlo; no estoy dispuesto a encajar más desgracias. Es la hora del telediario y ya puedo prever, sin posibilidades de equivocarme, que me contarán algunas de las desgracias más espantosas que hayan ocurrido en las últimas horas en cualquier punto del planeta, escogidas por su morbo, calibre y cercanía. Resulta sencillo imaginar la estructura del informativo de cualquier cadena. Son demasiado previsibles. El repique de gotas sobre el escaparate de mi soledad me va ganando para su causa. La mirada fija y la contundencia del conformismo se ceban con este organismo invadido por la debilidad. Pero, de pronto, comienza a rugir el sector neuronal intransigente, la sangre comienza a hervir, las pupilas se dilatan, la contractura de mi cuello reclama de inmediato su parcela de protagonismo. Un crítico vuelve así a la vida de la amargura compartida. Entonces, las palabras comienzan a brotar como lava inmisericorde. Ya no hay vuelta atrás. La ceremonia ha dado comienzo. Las ideas se atropellan las unas a las otras en una feria de vanidades de la que resultará una criatura. El exorcismo da sus frutos. Estrujo el bolígrafo entre mis dedos y la tinta se expande un el folio herido de muerte. Ya no conserva su blancura ni su osadía. Su burla y su escepticismo se han convertido ahora en dolor. Soy yo quien ríe, aunque lo que resuene entre tinieblas no sea más que una risa nerviosa, un arma de destrucción masiva para el pensamiento único. Se ha disparado el reducto mínimo de rebeldía en un crítico acostumbrado a la resignación. Es la epilepsia semanal. No me siento más que un Jekyll y Hyde de andar por casa, es cierto, pero qué a gusto se encuentra uno cuando abandona la trinchera y se somete al veredicto del lector. El juez, juzgado.

Ha llegado el momento de conectar el televisor. Políticos en danza. Ni siquiera la campaña electoral nos da jugo. Algunos meten la pata, tropezando con su propia estupidez. Es un accidente inevitable. Nadie les pone la zancadilla, son ellos mismos quienes al dar rienda suelta a sus verdaderos pensamientos caen en la tontería. No se realizan preguntas incómodas en campaña; nadie se arriesga a ser mal visto, a saltarse el guión. Y si se te ocurre violar la calma total, te dan un euro, y aquí paz y después gloria. Los aspirantes a la presidencia del Gobierno se contradicen, quedan inermes, expuestos a la intemperie de la mentira con asiduidad, sin embargo, nadie aprovecha en las cortas distancias esa aberración ajena. El circo político aburre, el criterio editorial hastía, la información deportiva produce somnolencia -ése es el resultado natural de confiarle a gente como Raúl un micrófono-.

Mientras alguien se decide a erigir un monumento en homenaje a la independencia informativa de Alfredo Urdaci, comienzo a darle vueltas a un negocio. Nadie más negado que yo para ello, pero esta vez se trata de algo que no puede fallar. A nadie le habrá pasado inadvertida esa moda importada de los States que consiste en representar monólogos que inducen presuntamente a la risa. Monólogos de humor, vaya. Han recaudado un auténtico dineral los tinglados esos de 5 hombres.com, 5 mujeres.com, e incluso estos días irrumpe en la cartelera 5 gays.com. Pues bien, voy a intentar producir en exclusiva mundial una nueva modalidad, un nuevo formato: 5 políticos.com. Aunque, de inicio, me enfrento al problema de los descartes. Algunos no lo encajarán; es probable que todos quieran formar parte del espectáculo, pero no hay sitio para multitudes. Por aquello de ceñirse a lo habitual, no deberían ser más de cinco. Uno es fijo: Trillo. Él reúne todas las cualidades de un comunicador, de un humorista nato. Ya me lo imagino en el escenario con su "¡¡viva Honduras!!". Y bordándolo con su "manda huevos". Uno de sus más recios y soberbios monólogos es ése que concluye con un marcial "la muerte en acto de servicio da sentido a la vida". "Toma un euro y calla, bonita" también tiene su miga, no se crean. Es para desternillarse. Lo único que me resta es convencerle de que el monólogo "Yakolev" no tiene ni pizca de gracia.

El Presidente tiene también un hueco en mi proyecto. En su portafolios incluye algunos de sus más sabrosos monólogos: "Pueden estar seguros de que el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva", "yo hago 10 kilómetros en 5m 20s." y "no viviré en La Moncloa".

Y una pizca de humor femenino, más cerebral, más indomable. Nadie como Ana Palacio para provocar el jolgorio irrefrenable del público con sus monólogos en versión rap: "Sí, o sea, no, que no... no... no... eh.. no... vamos, que no". Su estilo es más denso, pero garantiza la lluvia de lágrimas, la sonrisa eterna. Desde que empieza el espectáculo hasta que acaba, uno no puede controlarse; ni siquiera Paco Umbral se resistiría. "El Gobierno sigue pensando que decir que en Irak había armas de destrucción masiva no es un conejo sacado de la chistera por los participantes en la Cumbre de las Azores, sino una constatación de los inspectores". ¿Acaso no es genial?

Luego restan por cubrir dos plazas. Tengo mis dudas. Agradecería sugerencias y un socio capitalista que estuviese dispuesto a aportar un capital inicial que nos permitiera publicitar en condiciones la cosa. Tengo candidatos en mente para los otros dos oradores del humor. Fraga, por ejemplo, con su "si se ponen tontos, se les pega un cañonazo y punto"; Arias Cañete, sensacional, incorregible con "el vertido afecta a una extensión muy importante, pero no es una marea negra"; y Rajoy, siempre tan sembrado con ese monólogo que concluye así: "En estos momentos, la estructura se encuentra deformada. Hay planchas dobladas hacia adentro. Se piensa que el fuel está aún enfriándose, salen unos pequeños hilitos, los que se han visto, hay en concreto cuatro regueros que se han solidificado con aspectos de plastilina en estiramiento vertical".

Claro que mi sueño empresarial es traer desde Washington al maestro, al número uno, al puñetero rey de la Stand up comedy: Mr. George W. Bush. Nadie como él ha logrado reunir en una obra tan gloriosos monólogos: "La gran mayoría de nuestras importaciones vienen de fuera del país"; "si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar" y "no es la polución lo que está perjudicando el medio ambiente. Son las impurezas en nuestro aire y agua que hacen eso".

No se tomen la molestia de intentar abortar este proyecto -y eso va también por ti, José Luis Moreno-. Lo he registrado; yo he llegado primero. Definitivamente, creo que es dinero fácil. Arrasará. Voy a empezar mañana mismo. Espero verles en la sala... el 14 de marzo.

 

 

Para escribir al autor: Marat_44@yahoo.es

Para volver a la página principal, pincha aquí