Charlie, Alberto y la ofensa

 

El príncipe de Gales le ha visto las orejas al lobo, y éste, inevitablemente, se las ha visto a don Carlos. El lobo es la prensa británica, capaz de poner en jaque a la Casa Real, algo imprevisible, impensable e imposible en estas tierras movedizas de la España de pandereta (Anguita dixit).

      Empavesado en su traje de príncipe de Gales, el futuro rey de Inglaterra vive estos días una auténtica pesadilla. Las portadas de los diarios británicos cuestionan su sexualidad, basados en la reconstrucción que de los hechos o tocamientos  realizó un lacayo irreverente. Sí, el muy traidor afirma  que Charlie se lo montaba con un mayordomo. Y ya saben aquello de “Caray con el mayordomo...”.

      El  fondo de la cuestión no es ya si mantener a la prole de Isabel II cuesta una pasta o no, o si es coherente que a estas alturas de la película sigan existiendo unos señores que van en carroza con tres mil tíos a caballo tras ellos, o si hay que ponerse de rodillas ante su paso. Ni siquiera vamos a plantearnos desde una óptica psiquiátrica de dónde le viene a la familia real británica la cosa esa de los sombreros con zoológico incorporado. No, ahora la cuestión es si un príncipe puede ser o no homosexual o bisexual. 

      Mientras Charlie sale a la palestra para desmentir esto o lo otro, los titulares de la prensa decapitan sin escrúpulos  la presunción de inocencia, como si  fuera delito dejarse encantar por alguien del mismo sexo.

      La cosa se pone seria para la monarquía en Inglaterra. Alberto de Mónaco lo lleva mejor. Los rumores no parecen afectarle.

      Y aquí, en España... Bueno,  aquí dejémoslo en que la duda ofende. Que uno tiene que comer.

 

 

El Planeta de los simios

 

La entrada del Grupo Planeta en Antena 3 está siendo de órdago. Pues pocos libros van a vender entre los afectados por ese expediente de regulación de empleo, un eufemismo que sirve para embellecer un tanto la verdadera putada que van a vivir más de doscientos empleados de Antena 3.

      Entre los que reciben la patada en el culo, autorizada y consentida por las huestes de Zaplana, se encuentra la periodista Rosa María Mateo, considerada la musa del 23-f. Y que conste que a mí me suena eso fatal. Leche, es que parece que Tejero cuando entró dando tiros en el Congreso llevaba una foto carné de la Mateo bajo el tricornio.

Otro de los despedidos es Carlos Hernández, enviado especial de la cadena a Irak en el último arrechucho bélico de la corporación Bush. O sea, que lo mandan a un país en guerra, a un país invadido por la mayor potencia militar, el tipo se juega la vida, y luego, si te he visto no me acuerdo.

      Con esta delicadeza ha irrumpido en la feria de Antena 3 la familia Lara. Empleados con trece años de jornal en esa empresa se han topado en las puertas de su edificio con guardas de seguridad impidiéndoles la entrada. Éste es el nuevo estilo de vida aznariano, preconcebido por un tal González, viejo amante de la pana primero y de la seda más tarde. Ambos dirigentes han permitido que crezca la maleza en el mundo laboral. El despido es prácticamente una caja de bombones. Te la dan cuando menos te lo esperas.

Así vienen las rebajas de este sistema que premia el uso de la fuerza bruta. Los mandamases de turno determinan que no se necesita  tanto camarógrafo: “Que trabajen más horas los que queden”  (los que sobrevivan diría yo).

No sería de extrañar que los empleados que obtienen ahora el indulto se sientan como Charlton Heston en el planeta de los simios, como seres explotados preguntándose cómo han llegado hasta allí esos castigadores que portan látigos y armas para mantener el orden establecido. En silencio, aterrados ante la amenaza de verse en la cola del INEM (una especie de Casa del terror plagada de deshumanización y burocracia), pocos se atreverán a preguntar en voz alta  quién ha establecido ese orden, ese maldito orden cimentado en la insensibilidad, en la ineficacia y en el gangsterismo.

      En el gremio de los periodistas no luce la solidaridad; es tierra de penumbra. Con una pizca de solidaridad otro gallo le cantaría a la prensa.

¿Se imaginan que todos los periodistas de este país comenzaran a boicotear al grupo Planeta?

 

 

Esos andares

 

Los anuncios de cremas para las hemorroides suelen ser bastante ocurrentes. Algunas de las frases  concebidas en ellos han pasado a formar parte de nuestro  lenguaje cotidiano más irónico. Solemos decir muchas veces que sufrimos en silencio alguna desgracia, aunque no se encuentre precisamente ésta en nuestra retaguardia. Sin embargo, ¿cómo es posible que los creativos de publicidad  no se hayan percatado aún de lo rentable y barato que les resultaría utilizar las imágenes de un par de presidentes para describir gráficamente los efectos de las hemorroides en la forma de  andar de un ser humano?

¿Se han fijado en esa forma de caminar  que tienen George W. Bush y José María Aznar? Es que le duele a uno sólo de verlo. Y encima, todo el día de país en país, de visita en visita, de inauguración en inauguración, de acción anticipatoria en acción anticipatoria,  de misa en misa (con esos bancos de madera tan injustamente crueles).

      Bush y Ansar (presidente de la república española) tratan de amortiguar al máximo su peso en su caminar diario. Eso sí que es sufrir en silencio.  La  musiquilla de los himnos les permite aliviarse con algún quejío bien disimulado, con algún lamentillo de esa afección tan dolorosa que padecen sin pestañear.

      En la ejecución de sus pasos va incrustada esa dolencia mortífera, ese calvario, ese sufrimiento desconsolado, un martirio descomunal y aterrador. Ambos emprenden cada zancada atemorizados, llevan en ese rostro el sufrimiento desgarrado, pero mantienen el rictus de los hombres de estado. Si acaso, un hilillo de lágrima huidiza emprende su aventura durante algunos instantes, pero es sofocada rápidamente en un movimiento espontáneo y con la ayuda del siempre socorrido pañuelo. 

      Los creativos no habrán caído en ello, por evidente que resulte ver a  ambos mandatarios  caminar, pero se ahorrarían muchos quebraderos de cabeza y muchas tormentas de ideas utilizando el desfile oficial de ambos dirigentes. Está la cosa esa de los derechos de imagen, es cierto. ¿pero es que iban a  poner pegas sabiendo que tendrían barra libre de cremita para las posaderas? (Y luego está aquello del “tú me das cremita, yo te doy cremita”, pero eso ya depende de lo escrupulosos que resulten).

      Porque digo yo: si no tienen hemorroides, ¿por qué coño andan de esa manera?

     

Una de cal y otra de arena

 

Canal Plus es más. Pero que mucho más. Ayer emitió la película “Princesa por sorpresa”. Aunque que el título original sea “The Princess Diaries”, hay que quitarse el sombrero ante el don de la oportunidad del canal de pago. La peli es un bodrio, pero tiene morbo, que es lo que cuenta.

      Otra cosa es lo de Telecinco, que con un racimo indecente de mala leche va y emite también ayer “Territorio prohibido”.

      Qué poco tacto y qué agorera.<

 

Para escribir al autor:  Marat@vodafone.es

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