No es oro todo lo que reluce

 

Proliferan las galas de las  cadenas televisivas para anunciar sus respectivas programaciones de la nueva temporada. Más de lo mismo. Bueno, con algunas novedades impactantes. Por ejemplo, TVE incorpora a una promesa del periodismo musical español. Sí, un tal Joaquín Luqui. Guauuuu, es totaaaaaal.

Los programadores han engrasado la maquinaria bienpensante y amenazan nuestra tranquilidad con unas propuestas tan desalentadoras como de costumbre. El desierto televisivo contempla escasísimos oasis en una parrilla audiovisual con más colesterol que el desayuno de Homer Simpson. 

Y eso que nunca hacer televisión resultó tan fácil. Ahora se hace un programa con tres o cuatro ex novias de Jesulín, ese librepensador con finca de peligrosa rima.

   En la gala de la nueva programación de TVE Ramón García llevó una vez más la batuta. Si la orquesta desafinaba no fue por su culpa. Él puso toda la carne en el asador. El presentador bilbaíno anunció una nueva edición del concurso infantil “Pequeños grandes genios”,  una competición para los niños con mejor expediente escolar de España, según rezaba el guión. El presentador del espacio será un profesor de la academia de Operación Triunfo, emergente cantera del panorama televisivo de La Primera. Para adornar la cosa, Ramón García aseguró que los mayores iban a quedar como auténticos “tontorrones” al lado de estos niños brillantes. Evidentemente, exageró. O bien hablaba por su experiencia personal. O en ese momento se le vino a la mente el circo de la Asamblea de Madrid, que todo es posible. Lo cierto es que no parece muy apropiado anunciar que esos 200 niños concursantes son los más brillantes de España. Fundamentalmente, porque un buen expediente no es siempre sinónimo de brillantez. A determinadas edades (De 0 a 99 años, sin ir más lejos)  el expediente puede ser un simple reflejo del esfuerzo llevado a cabo durante el curso. Bastaría con repasar los expedientes académicos de muchos genios del siglo XX para cerciorarse de ello. Grandes inventores, pensadores y artistas han pasado con más pena que gloria por los pupitres, si es que tuvieron siquiera la oportunidad de ser escolarizados. En el otro polo, sesudos benjamines han compartido partida de naipes  en su edad adulta con el mismísimo Mefistófeles.

Y la luz del infierno también brilla.

  

Aquí no hay quien viva

  

Antena 3 estrena la serie “Aquí no hay quien viva”, una especie de espíritu maligno del 13 rue del Percebe, aquel ingenioso tebeo de Ibáñez. Ni que decir tiene que entre uno y otro hay varios años luz. Algunos chascarrillos y escasísimos apuntes del guión invitan a esbozar una sonrisa, pero la credibilidad de la trama y de buena parte de los personajes es nula. Casi  me creería con más facilidad lo del “corta y pega” de aquella presentadora escritora. Pero, aguardemos al tercer capítulo. El segundo fue mejor que el primero. Y eso es ya un avance. Aunque estando detrás José Luis Moreno...

  

  

Relamerse las heridas

 

Una de las sensaciones más surrealistas de los últimos tiempos en esta televisión de toma pan y moja ha sido, sin duda,  la escena protagonizada por Mariano Rajoy –esta vez sin telonero– y Manuel Fraga en Galicia. El hijo pródigo ha vuelto a casa para abrazarse al presidente de la Xunta y ¡para inaugurar un monumento sobre la “herida” del Prestige! ¡Y en Muxía! Con un par de narices. Es como si Álvarez Cascos planta un monolito al estilo Kubrick como homenaje a cada cagada de las obras del AVE. Claro que mejor no dar ideas, no vaya a ser que nos llenen España de monolitos en lugar de toritos de Osborne. Es el colmo del descaro, pero el personal sigue sonriendo para la foto.

   Vistas así las cosas, no sería de extrañar que José María Aznar ordenase levantar una réplica del Taj Mahal para celebrar sus particulares “heridas”.

 

 

Ir de culo

 

La imagen más repetida en televisión  durante la pasada semana tuvo como protagonista a un pertiguista. No batió ningún record ni tuvo accidente alguno. Simplemente, se bajó los pantalones y enseñó gozoso sus posaderas al público del estadio y a las cámaras de la tele. Y le hizo gracia a los editores. En Telemadrid, por poner un ejemplo, les faltó poco para abrir el informativo con los glúteos del deportista de la pértiga (ya sé que suena mal, pero no seamos malvados  con los juegos de palabras).

   ¿Alguien se imagina a Neil Armstrong  con el culo al aire en la Luna? ¿Y a Hillary celebrando su ascensión al Everest con una bajada de pantalones ante su sherpa? ¿Y a Cristóbal Colón descubriendo América con las calzonas por los tobillos? ¿Ya a Einstein corriendo con la retaguardia al descubierto para celebrar la relatividad de su teoría?

  

Mucho cuidado

 

Sin duda alguna, una de las imágenes más impactantes de la última quincena fue la protagonizada por Iñaki Anasagasti, probablemente el único político español al que se le juzga antes  por su peinado que  por su discurso. El portavoz del PNV en el Congreso se encaró con el ministro de Justicia y le reprochó las acusaciones que éste había vertido sobre él. Con un par de narices,  le recordó a Michavila su adscripción –militancia o como prefieran denominarlo- a los Legionarios de Cristo Rey, recriminándole que actuase como tal y no como el titular de la cartera de Justicia.

Y puede que  en esa legión no tengan cabra, pero hay que andarse con cuidado con ellos, con mucho cuidado. Yo por si las moscas, me salgo ya de la bañera. Que ya va siendo hora. A ver si no voy a poder celebrar en un par de semanas mi primer año como remero en esta nave del señor Ortiz.<     

 

Para escribir al autor:  Marat@vodafone.es

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