John Kerry

 

El senador John Kerry es el aspirante a la presidencia estadounidense que más votos lleva recaudados en las primarias del partido demócrata, con amplia diferencia sobre su inmediato perseguidor, el ex–gobernador del estado de Vermont, Howard Dean. El resto de candidatos, el abogado John Edwards, el general Wesley Clark, y algunos otros, prácticamente están pensando en retirarse de la carrera electoral, aunque las primarias no hayan hecho sino empezar.

Si Kerry supera los comicios locales de su partido, es probable que ponga a George W. Bush en un aprieto. La última encuesta que Gallup, la CNN y USA Today han hecho pública recientemente revela que, en caso de que ambos fueran los contendientes por la presidencia, la lucha estaría muy reñida.

Mi sensación es que se está produciendo una especie de "golpe de estado" interno contra el Presidente Bush, en el que participan altos funcionarios de su Administración, ciertos mandos militares (incluyendo jerifaltes de la CIA), y parte importante de la industria estadounidense menos favorecida por el Gobierno republicano. Bush aparenta tener a muy pocos colaboradores de su absoluta confianza: el despacho oval es su búnquer. No es desdeñable la posibilidad de que los enemigos que va cosechando el Presidente hayan decidido dar su apoyo -condicionado, naturalmente- al candidato demócrata.

Dejando de lado lo poco que me satisfacen algunos aspectos de la democracia en los EUA (como el bipartidismo), tengo que declarar que mi país tiene mucho que aprender de sus prácticas. Habrá debates televisados, sin duda. Se discutirá ampliamente y con seriedad -ya se está haciendo, de hecho- sobre política interna y externa, inmigración, protección social, educación y medio ambiente. Habrá al menos dos posturas seriamente enfrentadas, y se aportará a la población la posibilidad de valorar, de antemano, a qué se van a destinar las partidas presupuestarias. Y luego votarán como les parezca.

Envidio a los estadounidenses: si yo pudiera unir mi voto a algún candidato, dudaría mucho en la elección. Pero, en todo caso, al menos tendría la esperanza de que John Kerry llegase a ser presidente de los EUA. Por varias razones: es un veterano de Vietnam declaradamente anti-belicista (fue fundador del poderoso movimiento Vietnam Veterans Against War, Veteranos de Vietnam en Contra de la Guerra, a quien muchos republicanos consideran "uno de los grupos pro-comunistas más peligrosos del país"); pretende ampliar la atención médica, incluso para asistir a inmigrantes indocumentados; habla de elevar los impuestos para las economías más enriquecidas, y favorecer a las clases trabajadoras en las desgravaciones fiscales; promete mayor cuidado del medio ambiente; exige el fin de la ocupación militar de Irak y la independencia energética de los EUA; declara que si resulta elegido acabará con la llamada "era Ashcroft" (Fiscal General del Estado que, en opinión de Kerry, no hace sino "atacar día tras día las libertades individuales de los estadounidenses"); aparenta preocuparse de las mujeres, los desfavorecidos y las minorías étnicas. Personalmente, es un hombre de elevada educación, gran flexibilidad, inteligencia y asentada personalidad.

Sé bien que todo lo expuesto suena a cuento de hadas, y tal vez lo sea. Incluso, es posible que Kerry no sea consciente de lo difícil que resulta enfrentarse al capital internacional. Nunca se sabe. Pero al menos vende una moto radicalmente opuesta a la de Bush, carca hasta la extenuación y sin disimulo alguno.

Por el bien de todos los que habitamos en el planeta, espero que Kerry sea el candidato vencedor en la carrera electoral estadounidense. O sea: Kerry For President.

 

Para escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es

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