El lago de los tiburones

 

Decía yo el otro día que la España de hoy es un convento de clausura. No me equivocaba, creo. Un lugar de recogimiento, lleno de fanatismo e intransigencia, en el que sólo habla la madre superiora o el padre prior, y eso cuando les parece conveniente. Un sitio en el que nadie que no quiera ser expulsado, amonestado, ni castigado, se sale de la norma.

Pero también es un cuartel de la legión. Reciedumbre, patriotismo, cerillas encendidas en la barba, y mucho machote orgulloso de serlo. Con alguna cabra, loca o no, que sirva de mascota. Y a morir por Dios y por España.

“Mitad monje, mitad soldado”, decía José Antonio Primo de Rivera que debía ser el nuevo hombre español, el redentor de la Patria. Por ese caminito andamos. Miembros muy influyentes del Gobierno del PP pertenecen a la secta ultrarreaccionaria de los Legionarios de Cristo, y no pocos son opusdeístas. Se trata de gentes de mirada torva, maneras taimadas, oscuros objetivos y ningún escrúpulo; personas de ideología fascista y conciencia alterada, extremadamente peligrosas y endiabladamente ambiciosas.

     No pierden el control con facilidad, pero cuando lo hacen no conocen ni a su padre. Nada ni nadie se interpone en su camino: premian las actitudes codiciosas e intrigantes; hacen suya la máxima homo homini lupus, y no ahorran esfuerzos por ponerla en práctica; se cachondean de los esfuerzos solidarios ajenos; no pestañearían en firmar condenas a muerte; no sienten piedad por los desvalidos y los marginados, antes al contrario: los consideran una molesta carga; mienten, roban, desprecian, insultan, saquean, expolian, asesinan, se guasean de todos. Y triunfan.

Han hecho de España un lago de tiburones. Los que no pertenecemos a la especie de los escualos, morimos en sus mandíbulas. Y a veces caen -cómo no- algunos marrajos, en boca de parientes próximos.

     Y, en el exterior, el Gobierno español es el buque insignia de la economía neoliberal más rastrera y repulsiva, el brazo armado del nuevo orden mundial, el más fiel y abyecto lacayo del capital occidental.

     Su descaro ha llegado a tal extremo que los próximos 23 y 24 de octubre representarán en Madrid una de las inmoralidades más descaradas de las que he tenido desgraciada noticia: La “Conferencia de Donantes para Irak”. Se trata, simple y llanamente, de llamar la atención de la inversión privada mundial sobre las muy interesantes oportunidades de establecerse en Irak, un país arrasado por tropas extranjeras, que se va a vender a los mejores postores. Y esta subasta aborrecible se organiza en medio del destape de toda la trama de engaños que sólo burló la inteligencia de unos pocos, o la falta de la misma: aquellas historias sobre arsenales de armamento de destrucción masiva.

     He tenido la fatalidad de tener noticia de muchas bochornosas e insultantes reuniones de mandamases y ricachones. Desde mi punto de vista, ésta es la peor de cuantas he sabido. Considérese la posibilidad del siguiente suceso: un hombre vive en su casa, ajeno a las provocaciones de tres vecinos que desean tomar posesión de sus propiedades. Los tres conspiradores consiguen, mediante una serie de argucias embusteras, justificar su asesinato. Y, después, reúnen a toda la vecindad, gran parte de la cual tenía ciertos prejuicios morales que no la dejaban apoyar el crimen, y entre todos deciden que el muerto debe ir seis pies bajo tierra, y los vivos han de repartirse la hacienda que dejó al fallecer, por causas que ahora no vienen a cuento. ¿No serían, acaso, los vecinos que se beneficiasen del botín, cómplices en la muerte?

     No suelo hacer llamamientos a la movilización ciudadana. Pero voy a faltar a mi costumbre, por una vez. Sé que se están organizando ya actos de protesta de diversa índole, para intentar amargar este festival de la podredumbre. Si alguna vez habéis creído que no tenéis la catadura moral de estos carroñeros, salid a la calle el 23 de octubre. Acudid a las manifestaciones que se convoquen, haced que corra la voz, explicad cuál es la naturaleza de esta reunión de corsarios. Hacedles ver que sois mejor que ellos.

Nadad rápido en este lago de tiburones. Ánimo. A por ellos.<

 

Para escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es

Para volver a la página principal, pincha aquí