El Fòrum 2004: negocio redondo

 

Desde mayo de 2004 hasta septiembre del mismo año se desarrollará en Barcelona un contubernio del que oiremos hablar mucho a partir de ahora: El Fórum 2004. Sus organizadores (la UNESCO, la Administración General del Estado, la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona) nos cuentan que este tinglado “pretende promover el estudio, la reflexión y la investigación de innovación a través del diálogo entre todos los actores y todas las culturas que componen una cultura de la paz, la diversidad y la sostenibilidad para que el proceso de globalización tenga lugar de acuerdo con unos valores éticos compartidos.” Unos valores y unos principios que se encargan de detallar y que, aseguran, las empresas patrocinadoras y socias de este negocio suscriben. Como Hitler hubiera suscrito la defensa de la paz y la justicia social, si así le hubiera interesado y no perdiera nada en ello. Como el Gobierno estadounidense suscribe la Declaración de los Derechos Humanos.

Del mismo modo, una de las empresas socias, Endesa, suscribe este principio: “El respeto a los valores y las instituciones democráticas, con una atención especial a la promoción de la participación cívica”. Endesa España en Chile obtuvo ingentes cantidades de beneficios a partir de su acuerdo financiero con un grupo chileno que acabaría por absorber, y que representaba los más turbios intereses de la burocracia estatal bajo la dictadura militar de Pinochet: el formado por la empresa Enersis y Endesa Chile.

Suscribe también la empresa energética este otro principio/valor del Fòrum: “La defensa de la biodiversidad a través de la protección y la mejora de la calidad del medio ambiente, como también la conservación y el uso racional de los recursos naturales.” La defensa del medio ambiente no pareció importarles gran cosa a los directivos de Endesa cuando idearon la construcción de siete centrales hidroeléctricas sobre el río Bío Bío, en Chile. Proyecto que, de hacerse efectivo, inundaría las tierras de la zona pertenecientes a las comunidades indígenas mapuche y pehuenche. Lo cual, creo, contraviene también este otro principio que Endesa dice suscribir, y que también exhiben orgullosos los foreros: “El respeto hacia todas y cada una de las etnias, con una atención especial a la protección de las etnias minoritarias, y el fomento de la lucha contra todo tipo de exclusión.”

Otras empresas patrocinadoras tienen también difícil obtener mi credibilidad ante sus buenas intenciones. La Coca-Cola, que en este foro nos resulta defensora del “fomento de las condiciones para la paz promoviendo la defensa de los derechos individuales y las libertades de las personas”, tiene sobre sí acusaciones de asesinato, tortura, secuestro y/o detención ilegal de ciertos líderes sindicales que protestaban por los despidos en Colombia de más de 10.000 trabajadores de Coca-Cola y que fueron remplazados por mano de obra temporal. La respuesta de la multinacional ante las movilizaciones sindicales ha sido una terrorífica represión, que ha sido corroborada por la decisión de la Corte del Distrito Sur de Florida, al considerar en la demanda contra Coca-Cola que debe continuar la investigación contra las franquicias de la empresa en Colombia. También en otros países -Guatemala, Filipinas, Paquistán, India, Venezuela, etc.- los movimientos sociales acusan a Coca-Cola de utilizar, directamente o a través de sus filiales, el asesinato, la violencia, la corrupción, el incumplimiento de las leyes laborales, para alcanzar sus fines económicos. En Estados Unidos la multinacional ha sido denunciada por discriminación racial, por atentar contra la salud pública, por daños ambientales, por contaminación genética y por contaminación del agua. Casi siempre, su poder le ha permitido escapar a la acción de la justicia.

Telefónica e Iberia son otras de las patrocinadoras. Y dos de las grandes culpables de la situación que padece Argentina actualmente. Lo que no parece impedir que se adhieran a principios como “la necesidad de un tejido económico, social e institucional socialmente responsable, comprometido con un crecimiento económico equilibrado y ecológicamente sostenible”.

Y mejor no hablemos de El Corte Inglés, que también pone el cazo en este acontecimiento.

Este Fòrum es un lavado de cara del capital internacional, muy significativamente el español. Dicen que los negritos tienen que comer más, que están muy delgaditos, como el Papa del chiste, y tan a gusto que se quedan.

Pero también es un negocio local: habrá conciertos, exposiciones, teatro, cine, coros y danzas. Se venderán entradas, se abarrotarán de público los actos. Dinero, dinero, dinero. Y, para rematar la cosa, pelotazo urbanístico. El área del Besòs va a ser reconstruida de cabo a rabo: se van a levantar hoteles (2.000 nuevas plazas hoteleras, anuncian), centros de convención, edificios de oficinas...

Y me dicen que el pobre Saramago va a colaborar en este disloque neoliberal disfrazado de “foro social mundial”. Que alguien le diga algo, pero ya.

Aseguran estos golfos que este Fòrum “moverá el mundo”. Yo no si sé el mundo necesita más movimiento del que tiene, pero es seguro que este acontecimiento moverá mucho dinero. Lo que no creo que remueva es conciencia culpable alguna.<

 

     Nota de Javier Ortiz.– Soy testigo de cómo aceptó José Saramago figurar en el Comité de Honor –o algo así– de ese Fòrum. Fue a propuesta del alcalde de Barcelona y en mi presencia. Le dijo que era una iniciativa cultural de hermandad internacional, opuesta al modelo de globalización imperante, etcétera, etcétera. Todo muy rico y muy abundante. Añadió que le gustaría mucho que él respaldara el acontecimiento. No entró en más detalle y Saramago se limitó a decir distraidamente que qué interesante. No creo que tuviera conciencia de haberse comprometido a nada en particular, ni que haya vuelto a tener noticia del asunto. Estoy seguro de que, en cuanto se entere de la trastienda de esta historieta, tomará prudente distancia.       

 

Para escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es

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