Malas palabras

 

He visto cómo en la Cumbre Extraordinaria de los países miembros de la Conferencia Islámica, el vicepresidente de Irak, Izzat Ibrahim Al-Duri, increpó al ministro de Exteriores kuwaití, el jeque Mohamed Sabah Al-Salem Al-Sabah, cuando éste se permitió interrumpir la intervención del primero. La traducción de los insultos es ésta (sic): “¡Cállate, marioneta, agente de EEUU, mono! ¡Maldito sea tu mostacho, traidor al mundo islámico!” Puede que a simple vista, tal reacción parezca más propia de un vendedor de rábanos callejero que de un alto cargo gubernamental. Y a lo mejor lo es. Lo que convertiría al vicepresidente en una persona más de mi agrado. Me parece de perlas que alguien le diga al espantajo aristócrata kuwaití así, a las claras, y en tal ámbito, cuál es la opinión que le merece este vendedor de terrenos y de petróleo ajenos a las ex-metrópolis anglosajonas. El colaborador de Sadam tiene buenas razones para detestar al jeque y a su parentela. Y es que Kuwait, junto a Qatar y a Bahrein, ha abierto la puerta de par en par para que el ejército estadounidense se instale en su territorio tranquilamente, haga maniobras, se entrene, y se disponga a matar iraquíes. Disculpo a Al-Duri, y además me parece que es lo mínimo que cabe decirle a ese infecto sujeto.

En España, los improperios que puede una soltar seguramente serían más abruptos. Como el “¡cabrón, recoge chapapote!” que le endilgó una ciudadana indignada, violentada, enfadadísima, a Manuel Fraga. Él contestó con el famoso “si no fueras mujer, te daría un par de… bueno”. Se le pueden decir muchas cosas a este señor tan franquista, pero me quedo con ésta: “se non foras político, xa estabas na cárcere. Demite, castrón”. (Aunque no estoy de acuerdo con que este personaje, lamentablemente, hubiera acabado en ningún caso entre rejas.) En esta ocasión, también defiendo a la autora del insulto. Que tendrá que vérselas con este poder Judicial tan amable con el Ejecutivo, tanto, tanto, que uno parece el alter ego del otro. O que tienen una misma alma. Ambos Poderes hacen caso omiso del parlamentario (probablemente el diputado del PP por Melilla Antonio Gutiérrez Molina* ) que gritó “¡cállate, cabrón!” a Rodríguez Zapatero, durante la intervención de éste en contra de la guerra en el Congreso de los Diputados.

El mismo sitio en el que José Antonio Labordeta, diputado de la Chunta Aragonesista, mostró claramente que las malas lenguas que lo tachan de malhumorado impenitente tienen, al menos, parte de razón. En su segunda intervención para pedir fecha de finalización del AVE a Aragón, cabreado por la desvergüenza y la chulería de Álvarez Cascos, molesto porque el guirigay que salía de los escaños peperos era tan aullador que ni siquiera podía hablar, espetó a los parlamentarios gritones: “Están acostumbrados a hablar porque han controlado el poder toda la vida y ahora les molesta que hablemos las gentes que hemos sido torturados por la dictadura. Eso es lo que les jode. ¡Vayan a la mierda, joder!”.

Esta gente consigue sacarnos de nuestras casillas a la mayor parte. Y justifico la ausencia de “maneras”, en determinados casos, porque ante ciertas situaciones, no hay otro modo de expresar el enfado que dejando al margen la educación recibida.

Ante el que cualquier día cambia el nombre del hospital donde nací (“La Paz”), por desleal y seguramente también por electoralista, se me escaparían bastantes feas invectivas.

Pero como es seguro que no voy a encontrármelo vis-à-vis, si puedo evitarlo, me conformo con decirle virtualmente lo mismo que le dijo el vicepresidente de Irak al jeque kuwaití: “¡Cállate, marioneta, agente de EEUU, mono! ¡Maldito sea tu mostacho!”. Eso, como mínimo.<

 

* Me permito no dudar de la supuesta autoría después de ver la cara del sujeto. Haced vuestras cábalas, si os place, admirando la fisionomía y afiliaciones del menda en http://www.congreso.es/diputados/wfichadipu.jsp?num_leg=7&cod=307

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Para escribir a la autora: bmartos1969@yahoo.es

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